Homenaje a las madres astronautas
Alice Winocour retrata las dificultades de conciliar no solo la vida laboral con la familiar, sino también los sueños de la mujer con la maternidad.
El cine está lleno de historias universales, que parten de lo concreto y común para llevarnos a lo general y abstracto. Próxima, de Alice Winocour, cuenta la historia de una madre y una hija, Sarah (Eva Green) y Stella (Zélie Boulant), que deben separarse por un largo tiempo. En su carrera como astronauta, a Sarah le surge la oportunidad de realizar su primer viaje espacial, lo que la llevará a un arduo proceso de entrenamiento y preparación que la irá alejando de su hija.
En su camino topará con la condescendencia de su compañero en la misión, Mike (Matt Dillon), que encarna el hombre que, a pesar de parecer abrazar el cambio y aceptar que una mujer entre en el equipo, da por supuesto que las pruebas que haga serán menos exigentes por su condición de género. No obstante, será la misma Sarah la que pedirá ser tratada por igual y, una vez más, se situará bajo el escrutinio de todos.
Próxima, ganadora del Premio Especial del Jurado en el pasado Festival de San Sebastián, nace como un homenaje a las astronautas y a las mujeres en general que, día a día, son puestas a prueba y luchan por hacerse un hueco en entornos laborales llenos de hombres y por compaginar su trabajo, sus inquietudes y sus ambiciones con la maternidad.
Precisamente Winocour ha querido remarcar el hecho de que la mujer siempre debe demostrar su valía y sus habilidades como si su género determinara ya de entrada sus escasas posibilidades de éxito. Sarah es cuestionada por su cuerpo (su fuerza, su pelo largo, su menstruación) y por su mente (sus capacidades intelectuales, su competitividad, su perseverancia). Para ganarse una oportunidad, la mujer se ve forzada no solo a hacer un buen trabajo, sino a tener que superar a sus compañeros para ser tomada en consideración.
La mujer debe luchar para compaginar vida y trabajo
Sin embargo, el gran reto al que deberá enfrentarse Sarah es saber liberarse de la culpa por no quedarse en casa como madre y optar por su meta profesional, lo que le supondrá separarse irremediablemente de su hija, un sacrificio más y el peor de todos. Resulta difícil encontrar ojos cómplices a nivel emocional en entornos demasiado masculinizados como el de las fuerzas espaciales, donde se genera la contradicción que se hace palpable en el filme. Por una parte, se congratulan de elegir una mujer para el equipo, pero luego se encargan de tratarla diferente, no solo de infravalorarla, sino de desnaturalizarla imponiéndole cortar todo vínculo emocional con su hija, en vez de favorecer una desconexión lo menos traumática posible. Próxima retrata de forma magistral las dificultades de conciliar no solo la vida laboral con la familiar, sino también los sueños de la mujer con la maternidad.