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Desechos en la metrópolis: voluntades y realidades

Necesitamos una actitud proactiva para gestionar los recursos municipales, que pueden aumentar hasta el 56% en 2050

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Abril 2025 / 134
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Ilustración
Lola Fernández

En la lucha contra el cambio climático, la gestión de los residuos en las ciudades tiene un papel estratégico. Los residuos municipales, que están al final de la cadena de valor del consumo, se han triplicado en los últimos 50 años. Si siguen las tendencias actuales, se duplicarán en los próximos 40 (UNEP, 2024). La extracción y la transformación tiene impactos ambientales. Son responsables del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los residuos continúan creciendo y, según el Banco Mundial, podrían aumentar hasta el 56% en 2050. Si bien los retos para 2050 están focalizados en la energía para alcanzar cero emisiones en ese año, la reducción de los GEI ha de darse también en el ámbito de la reducción de residuos.

Desde la entrada en la Unión Europea, España ha mejorado la gestión de los residuos, pero la introducción de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados (2011), la Estrategia Española de Economía Circular (España Circular 2030) y la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular (2022), profundizarán en la reducción, reutilización y reciclaje de residuos.

¿Se ha hecho suficiente?

Pese a la reducción en la generación de residuos en España —de 653 kilos por habitante y año en 1995 a 482 en 2022— la recogida selectiva está estancada o en bajo crecimiento. El objetivo europeo para 2035 es superar el 65% del total. España aún se sitúa por debajo del objetivo del 50% de preparación para la reutilización y reciclaje establecido para 2020, año en que se quedó en el 40,5%, mientras que la media europea fue del 49,2%. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) destaca que en los medios densamente urbanizados la diferencia con medios menos densos puede ser del 40% contra el 70%.

Si bien la mayoría de los residuos municipales se trata en plantas de reciclaje y valorización, según datos de 2022 (RETAMA), del total de residuos tratados, el 34,6% se depositaron en vertederos. Siguiendo la pauta europea, se necesita reducir el abocamiento en vertederos, en límites de sus capacidades.

La UE impulsa la reducción de la incineración mediante impuestos al CO₂ y restricciones sobre residuos reciclables. Cataluña, por ejemplo, tiene aprobado desde el 30 de abril de 2024 un plan de cierre y desmantelamiento, pese a ser un modelo extendido en Europa. El cierre deseado por las 11 plantas en España será difícil si no se encuentran alternativas viables.

Ante esta evidente dificultad de cumplir con los objetivos de reducción y reciclaje cabría:

→ Fortalecer la recogida selectiva y hacerla más eficaz, principalmente en las ciudades más densas.

→ Mejorar la recogida selectiva con acciones de recogida inteligente, impulso del residuo cero en algunos casos y economía circular e incorporación de nuevas tecnologías de reciclaje aprovechando los avances de la inteligencia artificial (IA) y el blockchain, la simbiosis industrial, la digitalización y la trazabilidad de residuos.

Hay que potenciar la tecnología en las plantas de reciclaje y valorización material y energética como el biogás, que, con peso mayor cada día, actúa a más como energía renovable. Los residuos de Mercabarna (Barcelona) podrían generar biogás para 12.000 hogares o 10.000 coches eléctricos.

Recursos para la transición

→ La recuperación de materiales críticos y tierras raras en las plantas de tratamiento de residuos industriales, según informe de Ecologistas en Acción, podría aportar hasta el 60,7% del neodimio y el 30,8% del disprosio necesarios para la transición energética a partir de residuos tecnológicos reciclados. En 2021, el reciclaje de residuos metálicos (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos [RAEE] y metales raros) aportó 12 millones de toneladas en España, con un valor de 3.400 millones de euros. La Ley de Materias Primas Críticas de la UE (2023) establece metas para 2030 como reciclar el 15% de los RAEE y garantizar que el 40% de su procesamiento sea europeo. España, con plantas como ISASMELTMF600, aspira a liderar este proceso.

→ En la disposición de lo no “reciclable” es imprescindible seguir innovando en la búsqueda de tecnologías de valorización como el proyecto de REPSOL en El Morell, que propone transformar 400.000 toneladas de residuos en 250.000 toneladas de metanol.

Tasa específica en abril

La aplicación de la normativa europea sobre residuos en España, específicamente la Ley 7/2022, establece que los costes de recogida y tratamiento de residuos deben ser cubiertos al 100% por los contribuyentes a través de una tasa específica, diferenciada y no deficitaria. A partir de abril de 2025 todos los ayuntamientos deben cobrar una tasa de basuras que cubra íntegramente los costes de recogida, transporte, tratamiento, mantenimiento de vertederos y campañas de concienciación.

La normativa promueve sistemas de pago por generación, en el que quienes producen más residuos pagan más, pero prevé descuentos o reducciones para quienes implementen prácticas sostenibles. Esta normativa busca mejorar los porcentajes de reciclaje y reducir el vertido en vertederos; para 2025 las metas de reciclaje son del 55%. Los problemas se presentan en los pequeños municipios por temas de eficiencia en su aplicación.

La lógica de toda la normativa se sostiene en que es un servicio que debe ser cubierto por quien lo usa, y busca concienciar sobre la importancia de la gestión sostenible y la economía circular, pero es innegable que la ciudadanía lo verá, en principio, como un nuevo gasto derivado del hecho que muchos ayuntamientos, para garantizar el cobro de este tipo de tasa, incluían dicha tasa dentro de otros recibos como el IBI o el del suministro del agua.

La vocación pedagógica exigirá un recibo diferenciado, por ende, y será necesaria una buena política de comunicación para garantizar que la población entienda y asuma que se trata de una mejora en la gestión ambiental del municipio.

Conclusión

El ámbito local enfrenta grandes desafíos en la gestión de residuos. Para lograr una gestión sostenible se deben reforzar tecnologías de reciclaje, optimizar la trazabilidad de residuos, aumentar el uso de biogás y cumplir con el requisito legal autoimpuesto de reducir hasta la eliminación la incineración, sin olvidar la necesidad de encontrar la alternativa viable.

La simbiosis industrial y la economía circular son clave para transformar los residuos en recursos, alineando la metrópolis con los objetivos climáticos y normativas europeas. Estos son los desafíos del momento actual y cabe una actitud proactiva y decidida para intentar abordar este desafío de manera global, y es un factor clave en la lucha contra el cambio climático.