Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

“Esto ha pasado siempre”, pero no así

Las posibilidades de que sucedan eventos como la reciente dana son mucho más elevadas debido al cambio climático

Comparte
Pertenece a la revista
Diciembre 2024 / 130
Botas

Ilustración
Furiaaaaa

La dana que barrió el 29 de octubre el sur y el este de España ha tenido consecuencias dramáticas: 221 personas fallecidas, ocho desaparecidas, incalculables daños económicos y un trauma social que durará décadas. El cambio climático ha mostrado, en un duro golpe, su poder de destrucción.

A pesar de que la ciencia lleva tiempo advirtiendo de los impactos del cambio climático y de sus consecuencias, ante un evento de esta magnitud surge la pregunta entre la población de si la emergencia climática está detrás o se trata de una anomalía que raramente se podría repetir.

En el caso de los eventos meteorológicos extremos se oyen comentarios de “esto ha pasado siempre” o “es lo de todos los años” para negar la emergencia climática. Efectivamente, las olas de calor, las lluvias torrenciales, las sequías y los huracanes son fenómenos meteorológicos que siempre han existido. El cambio climático no crea nuevos eventos, pero sí agrava los existentes, haciéndolos más frecuentes e intensos e incluso alterando su distribución. Como señala el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, el cambio en los factores que intervienen en estos eventos está vinculado al aumento de la temperatura global.

Temperatura

El cambio climático intensifica los fenómenos meteorológicos extremos al alterar los patrones de la atmósfera y los océanos. El aumento de la temperatura global provoca olas de calor más intensas y frecuentes, y aumenta el riesgo de incendios forestales. La mayor humedad atmosférica  intensifica las lluvias, causa inundaciones y potencia huracanes y ciclones, con vientos y lluvias más fuertes. El calentamiento de los océanos intensifica estos fenómenos, ya que las aguas más cálidas proporcionan más energía a las tormentas y las hace más destructivas. Además, el cambio climático altera las corrientes oceánicas y atmosféricas, lo que impacta en la distribución y el comportamiento de los fenómenos climáticos. Esto puede llevar a un clima más extremo, con patrones meteorológicos más erráticos, como tormentas más intensas y sequías prolongadas en ciertas regiones. El deshielo y el aumento del nivel del mar amenazan las zonas costeras con más inundaciones y erosión. En resumen, el cambio climático no solo incrementa la frecuencia e intensidad de estos eventos, sino que los hace más impredecibles y destructivos y representan un desafío creciente para las comunidades y los ecosistemas.

Impactos

Por lo tanto, a la frase “esto ha pasado siempre” habría que añadir “pero no así”. Los impactos del cambio climático ya no son algo a lo que enfrentarnos en un futuro más o menos cercano. Están aquí y con nuestra propia memoria generacional podemos percibir que la metereología está cambiando.

Pero más allá de la percepción personal, ¿cómo se puede saber si un evento extremo ha sido influido por el cambio climático o entra dentro de aquello “que siempre ha pasado”? Para contestar a esta pregunta están los denominados estudios de atribución. Estos estudios analizan si un evento meteorológico concreto ha sido más probable o intenso debido al cambio climático comparando su probabilidad e intensidad en un mundo con las condiciones de calentamiento global actuales con otro mundo hipotético en el que no se hubiese dado este calentamiento. También pueden indicar si el promedio de años entre fenómenos similares es mayor o menor que antes e, incluso, el riesgo de que se produzca un fenómeno meteorológico extremo concreto.
 

Más intensidad

En el caso de la trágica dana, el primer estudio de atribución preliminar, realizado por la organización científica World Weather Attribution se publicó a los pocos días y apuntó a que el cambio climático habría hecho este evento el doble de probable y las lluvias el 12% más intensas. Un segundo estudio preliminar realizado por Climameter concluye que las precipitaciones en la zona impactada por la dana son el 15% más intensas (refiriéndose a la cantidad de lluvia en un corto periodo de tiempo) en relación con el periodo 1979-2001. Este estudio también apunta a que la temperatura en la zona es hasta 4 ºC más elevada que en ese periodo de referencia, lo que influye en la intensidad de las lluvias. Las excesivas temperaturas del mar Mediterráneo, por encima de la media desde abril de 2022 y con picos de calor casi continuados durante 2024, actúa como una reserva de energía y humedad para alimentar estos temporales y hacerlos más intensos y graves, con mayores precipitaciones.

Volviendo la vista al verano y los meses más calurosos, es fácil recordar cómo el calor extremo, especialmente en los entornos urbanos, está cada vez más presente. Aunque con un impacto directo menos devastador, las olas de calor son, sin embargo, el evento meteorológico extremo que más muertes causa. Solo en España murieron más de 8.000 personas por causas atribuibles al calor durante 2022 y 2023. Los estudios de atribución para los eventos de calor extremo son muy claros y señalan al cambio climático como un factor determinante en el agravamiento de las olas de calor, tanto en mayores temperaturas como en mayor duración, y las califica de “casi imposibles” en un mundo sin calentamiento global.

La dana o las olas de calor son solo algunos de los ejemplos que hemos vivido recientemente en España, a los que se podría añadir las olas de calor marinas, la sequía y el agravamiento de las condiciones que aumentan el riesgo de incendios forestales.

Y, desgraciadamente, este patrón se repite por todo el mundo. De 600 estudios de atribución que cubren cerca de 750 eventos extremos que han tenido lugar en todas las regiones del planeta desde que se inició esta disciplina científica en 2004, el 74% han sido más probables o graves por el cambio climático.

Empeorando

El año 2023 fue el más caluroso desde que se tienen registros y todo apunta a que 2024 va a marcar un nuevo récord. La ciencia es clara. El cambio climático está avanzando con rapidez y está empeorando los eventos extremos que ya los vivimos en primera persona. Es el momento de dejar de cuestionar y pasar a actuar, con urgencia y ambición: abandonando los combustibles fósiles y avanzando en una transición energética renovable; para que paguen la factura de los daños y la adaptación quienes hacen de los combustibles fósiles su negocio; para que nuestros entornos estén adaptados a los cambios que ya vemos y los que están por venir; para salvar vidas.