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Los Next Generation no resuelven

Los fondos europeos son una política paradigmática del capitalismo verde, morado y digital

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Abril 2023 / 112
Fondos Next Generations

Ilustración
Andrea Bosch

La pandemia dejó huella en la visibilización de la importancia de los trabajos socialmente necesarios, los cuidados y, en definitiva, la mirada de las tareas esenciales para la vida y la dimensión reproductiva. Es una dimensión no cubierta, vulnerada por un sistema socioeconómico hostil hacia las necesidades sociales y el equilibrio de los ecosistemas planetarios.

En el contexto de pospandemia, las propuestas de “recuperación económica” de la región europea no parecen responder al reto de apostar por otros modelos que puedan hacernos salir del contexto de crisis cruzadas  —de cuidados, social, ecológica, etc.—. Es el caso de los fondos Next Generation EU, una propuesta que integra las mismas recetas que han llevado a la situación de emergencias actual. 
La Colectiva XXK, el Observatorio de la Deuda en la Globalización, el Observatorio de Multinacionales en América Latina y Enginyeria Sense Fronteres hemos publicado recientemente el documento Cómo la inversión pública socava la transición ecofeminista. Es un análisis de cinco proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica. Desgranamos por qué esta política pública —que en el caso del Estado español se propone como objetivos transversales la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial y la igualdad de género— responde, en cambio, a una propuesta que no es ni feminista ni ecologista, y cómo la opción digital tiene la finalidad central de beneficio económico.
 

Sin diagnósticos sociales

Los proyectos analizados en la publicación, cinco PERTE (proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica), pivotan en una lógica crecentista e industrializadora. En su narrativa no parten del acceso a la energía, el agua, la alimentación, la salud y los cuidados (los ámbitos en los que se supone que se centran) como derechos, sino como sectores e industrias con un potencial de crecimiento e industrialización para el lucro del sector empresarial del Estado español. Para ello, plantean la digitalización como opción para este crecimiento en supuesta clave “verde” y como respuesta a los retos sociales actuales y de futuro. La apuesta por la tecnología no contempla las necesidades y huellas sociales, de cuidados y ambientales derivadas de la misma: ni se realizan diagnósticos sociales de lo que se requiere en estos ámbitos, ni se invierte en trabajo reproductivo/de cuidados y/o relacionado con cada sector (exceptuando en algunos casos los que se prevén como tecnificados y cualificados), ni existen indicadores de impacto para la obtención de los materiales necesarios para su desarrollo. Por ello, hacen una apuesta extractivista centrada en la oferta y en el beneficio de las (grandes) empresas (es importante mencionar que todos los proyectos se definen como colaboraciones público-privadas, ejecutadas por empresas). 

En definitiva, los PERTE se plantean a expensas de los trabajos de cuidados y de los recursos naturales que requerirán. Niegan así las bases que sostienen la vida y responden a un tecnocapitalismo con las mismas lógicas mercantilizadoras de siempre. Siendo la crisis de reproducción social en la que estamos inmersas el principal desafío con el que nos encontramos, mucho menos están a la altura de afrontar los principales retos actuales, como plantean en su retórica repleta de incoherencias.