Nuevos viajeros, viejas ofertas
Las vacaciones son parte del estado del bienestar. En Europa, en 1960 podían viajar 25 millones de personas; hoy lo hacen más de 400 millones
Entre finales de junio y agosto, los europeos entran en efervescencia viajera y se encaminan preferentemente hacia el sur. Aparecen dos motivos de peso. Por un lado, el verano y el calor frente al norte, históricamente más frío. Por otro, las rígidas vacaciones escolares en el continente.
Sin embargo, aunque estos meses estivales continúan siendo los más ajetreados, la tendencia a distribuir sus escapadas a lo largo del resto del año más allá de las playas avanza más deprisa que los esfuerzos de muchos destinos de la costa española para ofrecer otras actividades de ocio más allá del verano.
Consumo masivo
Los europeos empezaron a viajar de forma generalizada a partir de 1960, sobre todo los británicos, los franceses, los alemanes y los nórdicos. Los españoles y los países periféricos debieron esperar dos décadas más tarde. El fuerte aumento de la productividad en la década de 1950 —tras la Segunda Guerra Mundial— abrió el camino al consumo masivo. En ese entorno optimista, se consolidan los servicios públicos de salud, se dispara la esperanza de vida, mejora el acceso a la educación y a la cultura,...