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ATTAC: 25 años de lucha frente al poder financiero

En una era marcada por las desigualdades sociales, la crisis climática y la concentración del poder económico, queremos que nuestro mensaje resuene con más fuerza que nunca

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Junio 2025 / 136
ATTAC

Ilustración
Elisa Biete Josa

Hace 25 años nacía en Francia una idea simple pero radical: desarmar los mercados. La propuesta, lanzada por Ignacio Ramonet en Le Monde Diplomatique en diciembre de 1997, respondía al miedo y al desconcierto frente al dominio creciente de los mercados financieros sobre los pueblos y sus democracias. De esa semilla nació ATTAC, la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana, un movimiento que se extendió rápidamente por todo el mundo, incluida España, donde nos organizamos formalmente en el año 2000.

Hoy, tras un cuarto de siglo de activismo, ATTAC España sigue siendo una voz incómoda y necesaria. En una era marcada por la hegemonía financiera, la crisis climática, las desigualdades sociales y la concentración del poder económico, pretendemos que nuestro mensaje resuene con más fuerza que nunca.

El punto de partida fue claro: la globalización económica que se imponía a finales del siglo XX se sustentaba en una lógica de mercado desregulada, ajena a los principios democráticos y guiada por los intereses de las élites financieras. En palabras de Ramonet, nos enfrentábamos a una "sociedad sin poder y a un poder sin sociedad", en la que organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y la OMC promovían un relato único que sacralizaba las virtudes del mercado.

ATTAC surgió como reacción a ese relato hegemónico con un objetivo claro: poner freno al poder de las finanzas. Para ello, proponía medidas como la supresión de los paraísos fiscales, la equiparación de la fiscalidad del capital con la del trabajo y la implementación de un impuesto sobre las transacciones financieras, conocido como la Tasa Tobin.

Si en la década de 1990 el riesgo eran los especuladores de Bolsa y los fondos buitre, en la actualidad el panorama ha mutado hacia una sofisticación mayor. La revolución digital, la desregulación neoliberal y la globalización han creado un ecosistema financiero aún más complejo dominado por fondos de inversión y gigantes tecnológicos.

Sin control democrático

Hoy el dinero ya no es simplemente una herramienta para el intercambio o la inversión productiva: se ha convertido en un fin en sí mismo. Las finanzas han tomado el control de buena parte de la economía real, desplazando la lógica de la producción por la lógica del rendimiento financiero inmediato.

Los mercados de capitales han sustituido a la banca tradicional como principales fuentes de financiación para las empresas. Los fondos de pensiones, los hedge funds y las compañías aseguradoras se han convertido en actores clave. A su vez, la ingeniería financiera ha generado una plétora de productos derivados y operaciones opacas que escapan al control democrático.

Entendemos que uno de los grandes logros de ATTAC ha sido visibilizar cómo este sistema financiero globalizado se ha infiltrado en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Desde la vivienda hasta la salud, desde la educación hasta el agua, la lógica de la rentabilidad ha colonizado espacios antes gestionados con criterios de servicio público. No se trata solo de grandes cifras bursátiles; se trata del precio del alquiler, del cierre de centros de salud, de la precarización del empleo y del debilitamiento del Estado social. Como denuncia ATTAC, la financiarización de la economía ha generado un modelo en el que las decisiones que afectan al interés general se toman en función de intereses privados, muchas veces ubicados fuera de las fronteras nacionales y operando con total opacidad.

El papel de los Estados ha sido ambiguo. Por un lado, han cedido soberanía mediante tratados internacionales que blindan los derechos de los inversores por encima de los derechos de los ciudadanos. El mecanismo de resolución de disputas inversor-Estado (ISDS), presente en tratados como el TTIP y el CETA, permite a las multinacionales demandar a los Estados por leyes que afecten sus beneficios.

Por otro lado, muchos gobiernos han actuado como cómplices activos del sistema financiero. En lugar de regular, han desregulado. En lugar de proteger el interés general, han facilitado la entrada de fondos de inversión en sectores estratégicos, privatizando servicios esenciales y generando enormes oportunidades de negocio para el capital especulativo.

A pesar del poder del enemigo, ATTAC no ha permanecido inmóvil. Desde su nacimiento, ha contribuido a llevar al debate público cuestiones como la evasión fiscal, la justicia tributaria, la banca pública y la renta básica universal.

En el ámbito fiscal, la campaña por la Tasa Tobin logró la aprobación de un tímido impuesto sobre transacciones financieras (ITF), aunque aún lejos de su potencial transformador. En paralelo, ATTAC ha trabajado para que se reconozca el verdadero rostro de los paraísos fiscales —hoy ya llamados “guaridas fiscales” por la RAE— y ha impulsado políticas de justicia fiscal progresiva.

En el terreno financiero, la organización ha defendido una reforma del Banco Central Europeo y la creación de una banca pública basada en criterios sociales y ecológicos. Ha participado en campañas contra los tratados de libre comercio y ha defendido una renta básica incondicional como derecho de ciudadanía.

Además, ATTAC ha estado presente en foros internacionales, como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, para exigir un tratado vinculante que obligue a las empresas transnacionales a respetar los derechos humanos.

Frente a la resignación y el cinismo, ATTAC ofrece esperanza y acción. Su propuesta no se limita a la denuncia, sino que plantea alternativas concretas para un modelo económico distinto, centrado en la vida y el bienestar colectivo.

Prioridades actuales

Entre sus prioridades actuales destacan: recuperar espacios democráticos perdidos frente al poder financiero; impulsar impuestos a las grandes fortunas; erradicar las guaridas fiscales; regular los fondos de inversión especulativos; crear una banca pública al servicio de la ciudadanía, y rediseñar la economía para alinearla con los límites del planeta; todo ello desde una perspectiva integradora, que articula justicia económica, sostenibilidad ambiental y fortalecimiento democrático. Porque “otro mundo no solo es posible, sino necesario”.

ATTAC España cumple 25 años en un contexto global turbulento. Las crisis climática, sanitaria, social y económica se entrelazan con tensiones geopolíticas y nuevas formas de dominación digital y financiera. En este escenario, entendemos el papel de ATTAC como más importante que nunca.

La historia de ATTAC demuestra que la ciudadanía organizada puede plantar cara a los gigantes del capital y alzar la voz frente a la dictadura de los mercados. Y, sobre todo, puede imaginar y construir un mundo donde el dinero no esté por encima de la vida.

¡Felices 25 años, ATTAC! Que sean muchos más y aún más combativos.