Los avances de la extrema derecha, que ya participa en cuatro Gobiernos de la Unión Europea (Polonia, Hungría, Italia y Finlandia) y apoya al Ejecutivo de Suecia, constituyen una amenaza para el Estado de derecho y los derechos humanos. La preocupación crece tras el progreso de los ultras en el mayor país de la Unión, donde Alternativa para Alemania (AfD) ha vencido en un distrito del estado de Turingia. Los sondeos le otorgan más del 20% de los votos en el conjunto del país.
A primera vista, la atención se fija en las consecuencias de esta deriva en las elecciones al Parlamento Europeo de junio próximo y en el nombramiento de la presidencia de la Comisión. Las encuestas apuntan a un avance de las dos formaciones de extrema derecha: Identidad y Democracia (Le Pen, Salvini y AfD) y Conservadores y Reformistas (Meloni, los polacos de Ley y Justicia y Vox). Ursula von der Leyen, actual presidenta del Ejecutivo comunitario y dirigente del Partido Popular Europeo, aún no ha decidido si intentará seguir en el cargo ante las maniobras de su compatriota Manfred Weber, que busca un acuerdo con la extrema derecha para hacerse...