Resulta cada vez más evidente que la buena marcha de la economía según los indicadores convencionales (crecimiento y empleo) no se traduce en una mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. Es una realidad que la economía española creció el 3,2% en 2024, el triple que la media europea, pero la percepción de la ciudadanía no es tan favorable. El 55% de la población española opina que la situación económica es peor que antes de la pandemia, según una encuesta de Funcas. Y el 90% de los encuestados cree que los salarios están perdiendo poder adquisitivo.
Numerosos estudios sectoriales corroboran esa pérdida de poder adquisitivo. En el caso de los médicos internos residentes (MIR), por ejemplo, si se comparan los salarios reales con la inflación acumulada, la merma de capacidad de compra de este colectivo fue del 36,6% entre 2009 y 2024, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Como han explicado los profesores José Luis Sampedro y Carlos Berzosa, “la inflación es el impuesto a los pobres”. La pérdida de poder adquisitivo se agudizó especialmente en los cuatro años posteriores a la pandemia...