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Hay que parar a Trump

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Marzo 2025 / 133

A marchas forzadas, los europeos han tenido que asumir una dura realidad: EE UU, bajo el mando de Trump, ha pasado en pocos días de ser su principal aliado desde la Segunda Guerra Mundial a un adversario. La nueva situación de Europa es verdaderamente crítica porque el cambio de bando de la Administración de Trump se ha producido en plena guerra de Rusia contra Ucrania, de la que se acaban de cumplir tres años.

El nuevo orden mundial que impulsan Trump y los oligarcas que componen su Administración atenta directamente contra la defensa europea y su economía, que se verán seriamente restringidas por las subidas arancelarias con graves riesgos de propiciar una nueva crisis económica. Con todo, la mayor amenaza, sin duda, recae sobre la regulación del sistema internacional basado en reglas, el Estado de derecho, y el medio ambiente.

Las instituciones europeas se han visto seriamente menospreciadas al ser expulsadas de las negociaciones sobre el futuro de Ucrania, que ahora se llevarán a cabo exclusivamente entre Washington y Moscú. La nueva estrategia estadounidense ha rehabilitado a Putin, que ha pasado de ser sancionado económicamente por EE UU y la UE a ser el único interlocutor para fijar las condiciones del final de la guerra.

A medida que hemos ido conociendo las verdaderas intenciones de los mandatarios estadounidenses (el presidente Trump; el vicepresidente, J. D. Vance; el secretario de Estado, Marco Rubio, y el magnate más rico del mundo, Elon Musk, al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), ha crecido la inquietud tanto en el interior de EE UU como en sus zonas de influencia internacional.

Voces por la dignidad

A pesar del desconcierto inicial de los líderes europeos, van apareciendo voces de destacadas personalidades que llaman a la defensa de las libertades, la dignidad de los ciudadanos y a la defensa de los derechos humanos en todos los ámbitos.

Una de las primeras voces de autoridad en llamar las cosas por su nombre ha sido la del democristiano Sergio Mattarella, presidente de Italia, que con ocasión de ser nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Marsella, apeló a no repetir los errores del pasado. El eminente jurista hizo referencia directa a la actitud pasiva adoptada por  las potencias europeas cuando la Alemania nazi se anexionó los Sudetes, territorio de Checoslovaquia. “La estrategia del apaciguamiento”, recalcó, “no funcionó en 1938 y es muy probable que una postura firme hubiera evitado la guerra”.

Mattarella lanzó preguntas decisivas: “¿Puede Europa aceptar quedar atrapada entre oligarquías y autocracias? Hay que elegir: ¿ser protegidos o ser protagonistas?” Y lo más importante, llamó a la acción: “Es hora de actuar: recordando las lecciones de la historia y teniendo en cuenta que el orden internacional no es estático. Es una entidad dinámica que debe ser capaz de adaptarse a los cambios, sin comprometer los principios, valores y derechos que los pueblos han conquistado y afirmado”.

Respuesta necesaria

En esta misma línea, los centros de pensamiento Notre Europe, Hertie School y Europe Jacques Delors, que recogen la mejor sustancia del pensamiento del expresidente de la Comisión Europea, han elaborado un importante documento, Después de un mes de Trump: para Europa, es hora de elegir, en el que alertan de “los graves y múltiples peligros” a los que enfrentan los europeos con  la nueva Administración de EE UU.

Su mensaje principal se centra en “la necesidad de responder a las amenazas de Trump”. Sus impulsores señalan los “peligros para el resto del mundo al derribar los cimientos de lo que existe para regular el sistema internacional, ya sea su desprecio por la soberanía (la de los demás), por el comercio internacional o por el medio ambiente, que afectará a muchos países que necesitan paz, crecimiento y salud para sus poblaciones y peligros para migrantes y refugiados”.  Sostienen que, si bien una reacción europea inmediata podría haber parecido prematura (...), ahora debemos enfrentar esta dura realidad: debemos parar a Trump”.

El mundo afronta un cambio radical que cuestiona los valores acumulados por los avances de la civilización, los logros del Estado de derecho, la relevancia de los derechos humanos y de las instituciones para protegerlos. Los valores sobre la igualdad, la diversidad y la inclusión que se han conquistado tras una larga historia de luchas de los pueblos de todo el mundo están en juego. Toca ser consecuentes.