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“El edadismo está en todas partes”

Entrevista a Vânia de la Fuente-Núñez, experta en edadismo y autora del primer informe de la ONU sobre el tema

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Octubre 2024 / 128
Vania de la Fuente-Nuñez

Fotografía
Mariana Vilnitzky

La doctora Vânia de La Fuente-Núñez se acercó a la redacción de Alternativas económicas para conversar sobre el edadismo y sus consecuencias en el mundo empresarial y el bienestar de las personas. Nos mostró que, como la mayoría de la población, incluso nosotros, sin querer, sufríamos sesgos etarios. Su próximo libro sobre el edadismo, La trampa de la edad (Ediciones B), sale a la venta el 17 octubre.

 

Usted es pionera en la lucha contra el edadismo.

Fui responsable de la campaña mundial contra el edadismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la única campaña mundial sobre el tema. Incluye estrategias y apoyo a países, investigación y la construcción de una coalición mundial. Nació en 2016, cuando los Estados se dieron cuenta de las barreras que suponía el edadismo. En ese momento contábamos con estudios desperdigados. Nadie había hecho el esfuerzo de definir bien qué es y qué impacto tiene, ni se sabía cómo abordarlo. Gran parte de mi empeño en los primeros años de la campaña fue juntar la evidencia disponible, valorarla, descubrir qué lagunas había y lanzarlo en el Informe Mundial sobre el Edadismo de la ONU, del que soy coautora principal.

 

¿Cuáles son las conclusiones?

Son tres. Primero, el edadismo está en todas partes, desde las instituciones y las relaciones hasta dentro de nosotros mismos.  Segundo, tiene un gran impacto en nuestra salud y bienestar en la vejez. Y tercero, podemos hacer algo al respecto.

 

¿A partir de qué edad se es mayor?

Esta pregunta tiene múltiples respuestas. En diferentes países encontrarás diferentes respuestas, e incluso dentro de un mismo país las personas te darán distintas respuestas. El edadismo no nos afecta solo cuando somos mayores. Suele concentrarse en dos momentos: la vejez y la juventud. En el entorno laboral, por ejemplo, a una persona joven se le fuerza a hacer prácticas no remuneradas o con un salario indigno durante años. O no se le pide su opinión porque se piensa que no tiene nada que aportar. A una persona mayor, en el mismo entorno laboral, quizás no le ofrecen formación porque asumen que es perder el dinero. O se fuerza a jubilarse a una edad cronológica.

 

Pero es  el Estado el que decide la edad de jubilación…

El edadismo está presente en todas partes. El Gobierno tiene un papel, las empresas otro, los medios de comunicación otro y los individuos otro.

 

Tengo 50 años y sé que no tengo la misma energía que a los 20. Igual la empresa necesita que sea más rápida.

Muchas personas piensan, equivocadamente, que a la empresa le va a ir mejor si tiene una plantilla más joven. Los datos demuestran lo contrario. Las plantillas multigeneracionales son más productivas y suelen ser más creativas. Cuanto más diverso es un entorno, más rico es. Si en tu entorno laboral solo contratas a una determinada franja etaria, se van a discutir las cosas en función de esas experiencias. No quiere decir que todas esas personas sean iguales, pero las vivencias van a ser más parecidas. En cambio, si juntas a una persona de 60, una de 40, y una de 20, es probable que las perspectivas sean diversas. Luego, se tiende todavía a ligar edad cronológica con biológica. Pero esta correlación es bastante débil. Una persona de 70 años puede tener la misma capacidad intrínseca que una de 30 o no. Considerar que a una edad cronológica se va a estar de una determinada forma es erróneo. Además, el edadismo sale caro. Cuando hay rotación de personal, esto puede costar hasta el 20% de la partida salarial. Se ha visto que las empresas que retienen talento mayor tienen menos rotación de personal. El edadismo en el entorno laboral puede llevar a bajas. A mí, si me están discriminando en la empresa, no me va a apetecer ir. A lo mejor tengo una baja injustificada o por motivos de salud, ligada esa discriminación. Esto tiene un coste y hay estudios que lo demuestran.

 

Pero, en general, cuando nos vamos haciendo mayores, tenemos más achaques.

A nivel poblacional, la capacidad física y mental tienden a ir disminuyendo, pero no todos envejecemos igual. Es absurdo que se homogenice a la población mayor. De hecho, es la más diversa.

 

Pero para medir o tomar decisiones políticas hay que elegir algún momento.

Esto se hace, pero es arbitrario. Por ejemplo, con la jubilación forzada. De repente, tú te levantas un día, has cumplido 67 años y supuestamente ya no tienes capacidad para trabajar. El día anterior, sí. Hay iniciativas que ya se están empezando a plantear en España para permitir una jubilación flexible.En su mayoría, las empresas españolas no están siendo capaces de atraer y mantener el talento mayor. Y uno de los motivos es que no tienen implementadas las estrategias que lo facilitan. Por ejemplo, tener una jubilación flexible o la opción de tener bajas para cuidar a familiares que no sean menores de edad.

 

Dejar de trabajar también está ligado un poco al valor que se le da al trabajo.

En la sociedad actual, el rol profesional define a las personas, lo que plantea un problema más allá del edadismo. También dificulta la transición a la vejez ya que impide que muchos anticipen y planifiquen esta etapa con entusiasmo y se cuestionen el tipo de vejez que desean..

 

Si la vejez está relacionada con dolor, y vulnerabilidad, nadie quiere llegar a ella.

Los estudios muestran que al hacernos mayores vamos retrasando cuándo consideramos que se inicia la vejez. La imagen de la vejez que se nos ha vendido no nos representa. Luego nos precipitamos a la vejez. No hemos planificado. Cuando tienes 15 años, te planteas quién quieres ser de mayor; imaginando tu yo de máximo 40 años. Y luego dejamos de planificar.

 

¿Seguimos viviendo más las mujeres que los hombres?

Vivimos más, pero peor; con más morbilidades, discapacidad... Y con relación al edadismo, lo sufrimos más.

 

Usted es médica. También sabe que en medicina ellas sufren discriminación.

Sí. Por ejemplo, si eres mujer mayor de 50  y te presentas con una condición muy crítica al hospital, es probable que recibas un tratamiento menos agresivo para evitar la muerte que si fueras un hombre. Incluso la forma en la que se enseña la medicina parte de un hombre. Además, los ensayos clínicos excluyen a personas mayores. Es una paradoja, porque esto significa que los mayores consumidores de medicamentos son los que menos han participado en los estudios clínicos para su desarrollo.

 

En el hospital, a veces hay que elegir a quién se da prioridad. Y muchas veces se prioriza a las personas más jóvenes  porque tienen toda la vida por delante.

Es lo mismo: se supone erróneamente que la edad cronológica es igual a la biológica. Con la covid, por ejemplo, se rechazó sistemáticamente a las personas mayores a pesar de que la probabilidad de enfermedad grave y muerte era más elevada en gente mayor. Tú llamabas de una residencia y no te mandaban una ambulancia ni tenías acceso a una unidad de cuidados intensivos. Así de simple. En algunos países había protocolos que incluso decían: personas mayores de 70 años no van a tener acceso a un ventilador. Y en otros en los que no quedaba por escrito, era implícito.

 

Imagen
Entrevista
Foto: Mariana Vilnitzky

¿Cómo se ve a priori la edad biológica?

Se miden ciertos biomarcadores que se correlacionan con el envejecimiento. Todavía no se utilizan a nivel clínico, o no en la mayor parte de contextos, pero sería una aproximación más justa.

 

Si estás en un hospital y tienes que elegir entre tú misma y una persona joven, ya dices: yo ya he vivido. Pasa tú, que te queda mucho tiempo.

El edadismo es tan perverso que llegamos a dirigirlo hacia nosotros mismos. A lo largo de la vida nos vamos empapando de todos los estereotipos del entorno y los interiorizamos. Y esto puede hacer que consideremos natural que se nos ponga a la cola o se nos discrimine. También podemos interiorizar el estereotipo de que la vejez es un periodo de enfermedad. Y es contraproducente. ¿Yo para qué voy a seguir una dieta saludable, hacer ejercicio, tomar los medicamentos? Sí, total, no hay nada que pueda hacer para evitarlo.

 

Parece que estamos años luz de donde deberíamos estar…

Empieza a haber cambios positivos. Pero sí, tenemos todavía mucho que hacer. En el informe de la ONU encontramos que la mitad de la población mundial es edadista hacia personas mayores. Y una de cada tres personas en Europa reporta haber sufrido edadismo, y son las personas jóvenes y mayores las que más lo acusan.

 

Hay un glosario de estereotipos sobre edadismo que dice que no se puede decir “nuestros mayores”. ¿Por qué?

No son tuyos. Te estás apropiando de un grupo poblacional. No dices “nuestras personas de mediana edad”. Muchas veces la gente es edadista pensando que está siendo empática. Por ejemplo, cuando usa un lenguaje muy sencillo al interactuar con personas mayores, tal y como haría con niños pequeños. Pero, ¿qué hay detrás de esto? Un estereotipo: estás pensando que todas las personas mayores tienen un deterioro cognitivo.

 

Según el glosario, tampoco podemos decir que somos “más vulnerables”, pero somos más vulnerables.

No necesariamente. ¿Dirías que Trump es vulnerable? ¿O Clint Eastwood, que me acabo de enterar  de que tiene 94 años?

 

Por ejemplo, a medida que vamos creciendo, los huesos son más frágiles.

Sí, con 78 años tenemos más posibilidades de tener fracturas que a los 20. Pero no todas las personas de 78 años tienen la misma densidad ósea ni el mismo riesgo. La vulnerabilidad es relativa y dinámica. Depende del contexto y de nuestras circunstancias. Y esto es así a lo largo de la vida. La edad, por sí sola, no nos hace vulnerables.

 

¿Cómo se puede tener un envejecimiento saludable?

El envejecimiento saludable implica el desarrollo y el mantenimiento de la capacidad funcional, que básicamente es lo que nos permite bienestar en la vejez. Es la suma de dos cosas. Primero, nuestra capacidad intrínseca física y mental, y que podemos fomentar manteniéndonos más activos, haciendo ejercicio físico adecuado a nuestra capacidad, siguiendo una dieta saludable y tratando condiciones de salud que puedan ir emergiendo. Pero luego está el rol del entorno, que es casi más importante. Por ejemplo, si tengo un problema de visión y no tengo acceso a unas gafas que permitan corregir eso, voy a tener una merma que podría compensarse.

 

Y las gafas no las paga el Estado...

Exacto. Y eso va a significar no solo que pierda mi capacidad intrínseca, sino también capacidad funcional. De la misma manera, si tengo un problema de movilidad, con un entorno adaptado, cambia lo que vaya a poder hacer y ser. El edadismo es parte de nuestro entorno. Por ejemplo, una persona de 70 años va a una consulta con un problema de dolores en una rodilla y el médico le dice: eso son cosas de la edad. Y la persona le contesta: mi otra rodilla tiene la misma edad y no tiene ese problema. El edadismo en la consulta va a hacer que a lo mejor tú no recibas el tratamiento que necesitas.

 

¿Qué pueden hacer los gobiernos?

Formular leyes que prohíban la discriminación por edad. En España, desde 2022 tenemos la ley para la igualdad de trato y la no discriminación, donde por primera vez se incluye la edad explícitamente.

 

¿Eso tiene consecuencias reales?

Debería, pero la ley no se está implementando como estaba previsto. Dentro de los seis primeros meses se contemplaba la creación de una autoridad independiente para velar por la implementación de la norma, pero todavía no se ha creado. Y la población tampoco la conoce, por lo que no se está peleando para que se implemente como es debido. Las leyes son una de las estrategias que sabemos que funcionan. Las otras dos son las actividades educativas y las intervenciones intergeneracionales. El Gobierno puede implementar estas dos últimas dentro del currículum formativo, desde que somos pequeños hasta la educación superior, y no se hace.

 

Sería una medida bastante sencilla y necesaria, sobre todo en medicina...

En medicina, en enfermería, en derecho, etcétera. Solo el 60% de las universidades de medicina en España tienen una asignatura obligatoria de envejecimiento y geriatría. Falta un largo camino. El libro que publico ahora en octubre, La trampa de la edad, pretende dar herramientas para que, entre todos, podamos identificar y hacer frente al edadismo y crear un mundo para todas las edades.

 

¿Quién es?

Entrevista primer

Vânia de la Fuente-Núñez es experta internacional en envejecimiento saludable y edadismo. Es médica y antropóloga y trabaja como consultora independiente, ofreciendo asesoramiento técnico y estratégico a gobiernos y entidades públicas y privadas en diferentes países para ayudar a mejorar la vida de las personas mayores. Previamente trabajó en la OMS durante casi una década, donde dirigió la Campaña Mundial Contra el Edadismo y el área de formación en envejecimiento saludable. Es autora del libro La trampa de la edad (Ediciones B).