“No vale obtener beneficios de cualquier manera”
El presidente de Caja de Ingenieros analiza su gestión al frente de una cooperativa con 212.000 personas socias y un volumen de negocio superior a los 8.200 millones de euros
Cuando Joan Cavallé desembarcó en Caixa d’Enginyers en 2002, en pleno boom inmobiliario, se quedó algo desconcertado. “No apriete tanto en la generación de negocio. Vaya más tranquilo. La clave es el socio”, le dijeron. Confiesa haber pensado que aquella filosofía era “contra natura en una empresa privada”.
Usted era ajeno al mundo cooperativo.
Totalmente. Aquí descubrí y aprendí el concepto cooperativo. En Caixa d’Enginyers encajé bien porque demandaba una exigencia técnica importante, y el enfoque técnico, que me parece apasionante y, a la vez, unos valores que encajan con mi forma de ser. Porque no vale obtener beneficios de cualquier manera: son la compensación razonable por realizar un servicio. Hay que buscar un equilibrio. El consejo actúa como valedor de los intereses de los socios, y los socios son todos los usuarios de la entidad.
Más allá de la gobernanza, ¿en qué se comporta distinto una caja cooperativa con las personas con mayores dificultades en un momento de crisis?
La confianza de los socios es un elemento intangible esencial que opera no solo en un momento difícil. Construimos el plan de negocio pensando qué necesitan los socios en su día a día. Estamos en todos los códigos de buenas prácticas, pero, para resumir, le diré que no es casualidad que Caixa d’Enginyers no se haya visto mezclada en ningún caso de abusos bancarios. No vendimos preferentes. No hemos hecho ni un desahucio, siempre llegamos a acuerdos. Con la covid, pusimos a disposición anticipos de nóminas, además de otras medidas.
¿Ve plausible una congelación de hipotecas ante la subida del euríbor?
Las medidas globales son complicadas. Cuando se adoptan y afectan a una parte importante de los usuarios, el supervisor debe proceder a un análisis de impacto: hay que provisionar esos créditos. Piense que la propia normativa, que es europea, ofrece pocos espacios para poder actuar. Una congelación de hipotecas podría crear un problema grave a la banca española, puede complicar la solución que persigue. Se vio en el último código de buenas prácticas, que costó lo suyo encajar dentro del paraguas normativo europeo. El margen de actuación es estrecho, aunque se pueden adoptar algunas estrategias comerciales en esta línea. En lo que yo creo es en personalizar la relación. Creo en las soluciones caso por caso. Es evidente que nuestra morosidad [2,70%] no sería tan baja si no ofreciéramos salidas y nos dedicáramos a poner a las personas a quienes damos créditos en situaciones de aprieto. Si viene alguien con problemas, hay mil formas de ayudar. Y no es porque solo les demos créditos a los ricos. Es imprescindible que las operaciones de crédito se concedan con criterios de viabilidad. Nuestra forma de gestionar pretende generar resultados en el medio y largo plazo, sin perder el enfoque del muy corto plazo. Este modelo de gestión pretende que cada decisión tenga en cuenta las consecuencias para el resto de los socios.
Hay entidades que han ofrecido una cláusula techo a la hipoteca.
Cuando vendes un producto a un cliente, adquieres una responsabilidad enorme. Es muy interesante esta cláusula. Pero, ojo, hay que explicar las cosas bien. Porque si el euríbor sube, te baja el diferencial, pero tú estarás pagando bastante más. La gente se mueve por emociones, en seguida se ilusiona.
¿Qué opina del impuesto a la banca?
Crear un impuesto ex novo distorsiona la gestión. Todos queremos una estabilidad regulatoria y financiera y para el sector es complicado. Pero estoy absolutamente de acuerdo con la idea de que hay que arrimar el hombro. Y hay muchas formas de reactivar la economía. Se pueden apoyar proyectos con financiación. Pensemos en los créditos ICO. Nos pusimos a ello, mediante acuerdos con el Tesoro, y salió bien. Se pueden buscar otras maneras de encontrar recursos. El Gobierno tiene pendiente la parte de créditos de los fondos europeos Next Generation. Mejor que establecer un impuesto para un par de años si lo que se pretende es impactar positivamente en la economía.
¿Es consciente del problema reputacional de la banca? Mucha gente va ahogada y, a la vez, constata que hay quien gana mucho dinero.
Amartya Sen decía que cómo era posible que un tema tan importante para la sociedad como las finanzas sea siempre tan controvertido. Las finanzas son un factor de desarrollo. Falta un diálogo más sereno y constructivo. El lenguaje tampoco ayuda.
Vemos colas para comprar letras del Tesoro. ¿Qué lectura hace de ellas?
Por principio, las colas en los servicios financieros nunca son buenas. Cuando hay una cola, algo no funciona. Pasamos de la fiebre por el bitcoin a la fiebre por las letras del Tesoro. Es sorprendente, pero creo que pronto veremos un ajuste. Todos hemos fallado. El inversor con ahorros que lleva años sin remuneración, puesto que era imposible la inversión sin riesgo con retorno, considera que el 2,8% ya es una buena rentabilidad, porque de golpe y porrazo, el escenario ha cambiado, y en pocos meses. Las colas también responden a que la banca está tardando en actualizar su oferta de remuneración del pasivo. Si el sector bancario pusiera los depósitos a un tipo de interés similar al que ofrecen las letras, seguramente, no habría colas.
¿Y por qué tarda la banca en remunerar los depósitos? Esto parece la gasolina.
Venimos de un largo ciclo de tipos de interés casi negativos. El balance de un banco es como un portaaviones. Cuando navegas, debes tener en cuenta que todo debe estar perfectamente alineado. Volver a poner en marcha toda una estructura de financiación no se hace en dos días. Y tampoco sabemos hasta dónde subirán los tipos. Si ofreces el 2,5% a un año y luego suben al 5%, ¿qué? Hace un par de meses una remuneración del 1% hubiera sido un buen producto, y ahora no lo sería. Ajustarse requiere cierto tiempo. Pero las entidades tenemos liquidez para hacerlo, y bien. Pero ver colas es increíble, y más en el mundo digitalizado de hoy.
¿Reflejan desconfianza en la banca? Podrían ir al banco a pedir letras. Quizá temen que les crujan a comisiones.
Los bancos no estamos siendo lo bastante rápidos en reaccionar. El inversor parece denotar ansiedad, prisa, total para obtener una remuneración la mitad de la inflación. Es verdad que nosotros tenemos pocas peticiones de letras. Sin duda, las colas por las letras del Tesoro servirán para reconducir la situación y remunerar mejor los depósitos. Harán que la banca reaccione. Todos nos estamos equivocando.
Ha sido docente en universidades y escuelas de negocio. ¿Por qué en ellas no se explican otros modelos de negocio?
La línea de pensamiento del sistema capitalista ha sido la que ha sido. Pero, aunque el modelo cooperativo se explique poco, se conoce más que antes. Pero es verdad que cuando hablas de una cooperativa, la gente lo asocia al movimiento obrero, tiene una connotación ideológica de izquierdas. El hecho de que hoy los criterios ESG [sociales, ambientales y de gobernanza] empiecen a formar parte de la hoja de ruta de las empresas facilita que la gente descubra el modelo cooperativo.
La empresa privada se apropia de los valores que vende la economía social.
El modelo cooperativo, ciertamente, ya incorpora los criterios del modelo que hoy se propugna, el modelo al que se quiere llegar. Si las empresas privadas lo aplican de verdad, pues mejor, ¿no? Ser competitivos es importante, pero nuestra forma de competir es diferente. Antepone factores sociales y ambientales a conceptos como la rapidez y el precio. Una buena cuenta de resultados no arreglará el problema de las emisiones del planeta. También es verdad que las cooperativas deben aprender a competir. En un planeta en que nos hemos comido recursos y carbonizado la atmósfera, las empresas sociales tienen hoy más sentido que nunca.
Las cajas de ahorro, antes de enloquecer, formaban parte de la economía social, pero apenas quedan.
Las cajas formaban parte de la economía social, pero perdieron su personalidad original, y cuando pierdes tu modelo, tu ideología, y quieres copiar otros modelos, te vuelves débil, y más en un sector tan ultracompetitivo como es la banca.
También había ganas contra las cajas.
Bueno, controlaban la mitad del mercado financiero español. También arrastraban una debilidad en la gobernanza. ¿Quiénes eran sus propietarios? Eso las hacía débiles. No a todas las entidades les ha ido mal, pero es cierto que el modelo regulatorio evoluciona para que todos sigan un mismo modelo, con sus accionistas.
Como banco cooperativo, ¿tienen problemas con la regulación?
El regulador es muy técnico. A diferencia del político, que trabaja, digamos, con un PowerPoint, el regulador lo hace con Excel: todo le tiene que cuadrar. Y no acaba de entender una estructura en la que el socio tenga un espacio en la asamblea de gobernanza, lo que es clave para la proximidad. Y, además, con una evolución histórica acreditada satisfactoria.
En Europa, en cambio, la banca cooperativa va ganando peso. Y tiene mucho.
El modelo privado de banca es hegemónico, pero el 30% o más del mercado europeo lo provee la banca cooperativa. En Francia, el 60-65%. En Holanda, Austria y Alemania, hablamos del 30%. En la crisis financiera se dijo que no convenía tener entidades demasiado grandes para caer, pero las cosas no han evolucionado en esta dirección. Hoy hay muchísima más regulación que en la crisis de 2008, pero las entidades cada vez son más grandes. Aun así, en EE UU los community banks (bancos de la comunidad) tienen mucha experiencia ofreciendo servicios financieros, que no siguen la normativa de Basilea. En Europa somos campeones en Basilea.
¿Qué futuro tiene su modelo?
Hay que ser competitivo, por supuesto,, porque el precio y el time to market debe ser el de mercado, pero nuestra forma de competir es diferente. La basamos además en los factores de aportación de valor en los ámbitos sociales, ambientales y de gobernanza, como hecho diferencial. Y esto es por la convicción cooperativa.
Hay quien cree que Caixa d’Enginyers es la caja indepe, porque en 2017 se quedó en Barcelona. ¿Qué dice a eso?
Somos una entidad abierta a todo el mundo. Estamos encantados de tener la sede en Barcelona, y por convicción, pues tiene los atributos de ser plaza financiera. Como nuestra profesión es la de gestionar riesgo, en 2017 obviamente tuvimos que estudiar y trabajar sobre una situación de riesgo estructural. Analizamos el peso de la economía catalana respecto de la española y de la española respecto de la europea, así como la estructura del negocio bancario en Cataluña. Y lo que tuvimos muy claro es de quién dependíamos y quién nos daría o nos quitaría la licencia: el Banco Central Europeo. A partir de aquí, intentamos ser coherentes con lo que entendemos que nuestros socios esperaban de nosotros. Pertenecemos a nuestros socios, que no quieren sorpresas. Con otro modelo de negocio habrían jugado otras claves.
¿Han recuperado los socios de fuera de Cataluña que se marcharon?
De largo. ¡Ahora somos más conocidos! Hemos crecido mucho en Cataluña, donde tenemos el 80% del negocio. Fuera, donde añadimos a la marca Caja de Ingenieros, hacemos más banca de empresas.
Frenaron el ritmo de aumento de socios. ¿Hasta qué punto los valores cooperativos pueden mantenerse cuando se crece tanto y tan deprisa?
Encontrarte con más de un 30% más de socios en dos años [2018 y 2019] es una bestialidad. Y eso nos llevó a dificultades para poder prestar el servicio de la manera en que queríamos prestarlo. Hemos estado muy enfocados en mejorar la calidad del servicio, para digerir este crecimiento, en un entorno primero de pandemia y después, cuando esperábamos la recuperación, de guerra en Ucrania y total incertidumbre, con subidas de tipos y una inflación disparada. Nuestra voluntad es crecer, pero no ganando nuevos clientes por el crédito más barato, el tipo de interés más alto de los depósitos o el producto estrella. Nuestro objetivo es tener socios que utilicen más servicios de Caixa d’Enginyers, un modelo de banca que le interese. Por eso, estamos dando a conocer a la sociedad quiénes somos y cómo operamos, como banca cooperativa, y con nueva sede. Espero que este año sea más lucido, ahora que se vuelven a recuperar los mercados financieros. Probablemente, nos hemos retrasado en remunerar los depósitos. Hoy a un socio supermoderado le puedes ofrecer instrumentos buenos de inversión. Y al que pide un crédito le puedes ofrecer alternativas. Recuperamos herramientas.
¿Tiene manía a la etiqueta banca ética?
¿Manía? Ninguna. Si se incluye Caixa d’Enginyers, que es una banca cooperativa, como una banca ética por su forma de ser, por su servicio de calidad y haber sido pionera en inversión sostenible, me parecerá bien. Pero la banca ética como tal no es una categoría definida a escala internacional, con unos criterios. Nosotros intentamos cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y a saco.
¿Quién es?
Joan Cavallé (Barcelona, 1956) dedicó su tesis doctoral a las economías planificadas y al diferencial de salario en los presupuestos entre las distintas repúblicas de la antigua URSS. Como economista, le interesaban también los aspectos monetarios de la economía, desde el punto de vista técnico. Su vida vivió un movimiento pendular cuando dio un salto desde Bankpime —donde trabajó para su servicio de estudios y para el que organizó el área de mercados financieros— a Caixa d'Enginyers. Esta entidad cooperativa, fundada en 1967, es, tras el procés, la única con sede en Barcelona. Está participada por 212.000 personas socias y su volumen de negocio supera los 8.200 millones de euros. En 2021 ganó 15 millones de euros. El Colegio de Economistas de Cataluña premió a Cavallé en 2019 por la transformación digital de la caja y por hacerla pionera en finanzas sostenibles.