Hay muchas formas de desmitificar la sobrevaloración que ha adquirido la tecnología en nuestras vidas. La profesora Ingrid Guardiola ha elegido el estudio de los protocolos, especialmente los informáticos, para poner al descubierto las nuevas servidumbres involuntarias que someten a las personas.
Guardiola desarrolla un riguroso análisis que nos pone en guardia ante los riegos de la creciente automatización de nuestras decisiones, relaciones y afectos. La autora profundiza en el impacto de los protocolos en aspectos más personales, como los cambios en la relación con el deseo y el erotismo o en la modificación de valores sociales que promueven las plataformas sociales (abundancia y competitividad). Y aborda aspectos más inquietantes como ”la instrumentalización del cerebro como espacio privilegiado que el mercado utiliza para expropiarle su valor, su energía, y asegurar el futuro del capitalismo”.
La autora aboga por un nuevo contrato social que incluya un debate sobre los protocolos y sus servidumbres y que funcione como una constitución, siempre orientada al bien público.