Te quedan 0 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

La cuna holandesa del capitalismo

Una desigualdad bajo control, una notable cultura de consenso y una robusta sociedad civil

Comparte
Pertenece a la revista
Abril 2024 / 123
Pioneros del capitalismo
Audioplayer Icon
Escucha el artículo

¿Por qué algunas sociedades prosperan y otras no? Esta es la pregunta que, como trasfondo, plantean los profesores de historia económica Maarten Prak y Jan Luiten Van Zanden en Pioneros del capitalismo. Si bien los autores de este libro no afirman que los territorios que hoy constituyen los Países Bajos —una región marginal a principios del siglo XIV— inventaran el sistema capitalista, sí reivindican que fueron uno de sus precursores, cosa que no suele formar parte de nuestro imaginario.

Algunos indicios de este origen quedan documentados en una obra que llega después de tres décadas de investigación y que cubre un vasto periodo de la vida económica y social del país, desde el año 1000 a 1800: en 1500, por ejemplo, solo una cuarta parte de la población activa de Holanda trabajaba en la agricultura. Y en todo el territorio, entre el 40% y el 60% de la población dependía en su totalidad o en parte del trabajo asalariado, incluso en las zonas rurales. Había, pues, surgido ya un mercado laboral, a la par que se gestaba un mercado de capitales (con bajos tipos de interés), mientras las tierras cambiaban con facilidad de manos y los productos básicos se comerciaban también con el exterior.

El libro interrelaciona de forma magistral la relación entre sociedad, instituciones, mercado, Estado y hasta religión, en la construcción de la que en el siglo XVII sería la economía más rica y productiva del mundo.

Espíritu comercial

Atraviesa la obra lo arraigado que está el espíritu comercial en la sociedad neerlandesa. Baste la anécdota inicial que sirven los autores: en la celebración nacional más relevante del país, el llamado Día del Rey, la ciudadanía busca los cachivaches que no utiliza y se lo pasa bomba comprando, vendiendo y regateando. Pero junto a ese espíritu, fueron factores de prosperidad la robustez de la sociedad civil —el dinamismo de los gremios y la colaboración entre ciudades, con unas instituciones que dejaban espacio a las iniciativas desde abajo—, una cultura política basada en los consensos y un nivel comparativamente bajo de desigualdad, circunstancia esta última que cambió en el siglo XVIII.

En la consolidación del capitalismo neerlandés desempeñaron un papel relevante la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, dominante en la economía del país durante 200 años, y dos entidades financieras: el banco público de cambio Wisselbank y el banco de crédito público Bank van Lening, antesala de los bancos centrales. Es interesante cómo Prak y Van Zanden vinculan el naciente capitalismo con la rebelión neerlandesa contra el poder del imperio hispánico de Felipe II y el papel de la Iglesia en todo ello. Los autores no rehúyen la doble moral aplicada en materia de esclavitud: impensable en los Países Bajos pero en absoluto problemática en sus colonias.

Más allá de la historia, Pioneros del capitalismo va y viene, además, entre el pasado y debates académicos y muy actuales sobre la naturaleza del capitalismo y sus distintos  modelos, sobre sus particularidades respecto de la economía de mercado o sobre la desigualdad social.