Es imposible leer este libro, escrito por los hermanos Felipe y Raúl de la Fuente, sin que eso influya en la forma como vemos el servicio que nos ofrecen esos centros de preparación y dispensación de medicamentos y las personas que nos atienden.
Ser farmacéutica es “la profesión más bonita del mundo”, asegura la licenciada en Farmacia y divulgadora científica Gemma del Caño en el epílogo del libro. Sus autores seguro que coinciden, pero también ponen al descubierto un mundo que suele pasar inadvertido. Es un mundo donde se venden productos innecesarios, se engaña a los pacientes, convertidos en clientes, y a la Administración y se maltrata a los empleados. Es un mundo que los autores creen que es manifiestamente mejorable y que para ello requiere una sanidad pública más poderosa y unos ciudadanos mejor informados. Este libro es una apuesta por avanzar en esos objetivos.