Los múltiples beneficios que los evangelistas de la inteligencia artificial (IA) anuncian en su propaganda de promoción de ChatGPT incluyen dos consecuencias positivas que consideran como “inevitables”:
- Un aumento tanto de la productividad de las personas como de la productividad agregada de la economía.
- Que los creadores y profesionales del conocimiento, liberados de muchas tareas rutinarias que delegarán a las inteligencias artificiales, tendrán más tiempo disponible que dedicar a actividades de mayor valor añadido.
Sin embargo, los datos de varias décadas de automatización digital no justifican estos pronósticos. Informes muy recientes detectan que el crecimiento medio de la productividad en la economía de los EE UU durante el período entre 2005 y 2019 se redujo a la mitad que en la década anterior. No es la primera vez que ello sucede. Robert Solow, un premio Nobel de Economía, avisó en 1987 de que "se observa la presencia de los ordenadores en todas partes excepto en las estadísticas de productividad", estableciendo así la que se conoce como “paradoja de la productividad”, que, aunque no exenta de polémica, se considera todavía vigente. Incluso los más críticos acerca de la existencia de esta paradoja reconocen que las empresas establecidas no obtienen un impacto económico positivo de sus inversiones en tecnología sin adoptar cambios de mentalidad, de estrategias y de procesos que no acostumbran a ser inmediatos. Sin olvidar tampoco que para muchos empresarios la tentación más inmediata para aumentar la productividad se dirige más a reducir los costes de personal que a aumentar el valor de la producción.
Por otra parte, un estudio etnográfico sobre las consecuencias de la automatización en un laboratorio de investigación biológica ha verificado la persistencia de “trabajo mundano”, incluyendo tareas nuevas, como la verificación y estandarización de datos o la preparación, reparación y supervisión de robots de laboratorio. Los autores apuntan a una “paradoja de digitalización”: “Mientras que la robótica y el análisis de datos avanzado apuntan a simplificar los procesos de trabajo, también contribuyen a aumentar su complejidad en cuanto al número y diversidad de tareas".
No se trata de una observación anecdótica. Tener a mano durante todo el día un ordenador portátil conectado a internet no impide que mucha gente se sienta apremiada por falta de tiempo. Las tecnologías de lo digital que permiten hacer más productivas algunas tareas propician también múltiples tentaciones de distracción y de usos no productivos. El tiempo es nuestro recurso más escaso, pero casi nadie lleva la cuenta de cómo ha empleado su tiempo, conectado o no, durante la última semana o el último mes. Haga la prueba; lo más probable es que los resultados le sorprendan.