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Derechos para todas las mujeres

Exijamos juntas derechos para todas, más feminismo y más democracia y que la igualdad impregne las agendas políticas, económicas y sociales

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Las mujeres seguimos estando en todas partes y la amenaza explícita del machismo y la violencia sexual pone en riesgo nuestros derechos humanos; por ello, un año más, este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, alzamos la voz desde diferentes lugares del mundo para clamar por nuestros derechos, derechos para todas las mujeres y las niñas. Por mí, por ti, por nosotras, por ellas, por las que ya no están.

No corren buenos tiempos para las mujeres ni para el necesario avance de la igualdad; la amenaza global de la ultraderecha y la ola reaccionaria de los grupos misóginos y antifeministas se ha hecho real; ya gobiernan en algunas de las plazas institucionales representativas de lo que pretende sea el nuevo orden mundial y han entrado en los parlamentos de un gran número de Estados, lo que está propiciando la normalización de las ultraderechas. Desde esos púlpitos inyectan su odio, su revanchismo y violencia, negando la existencia de violencias machistas y votando en contra de los derechos de las mujeres y de los derechos humanos. La voz de las mujeres ha sido silenciada de cuajo en Afganistán, y mientras tanto, en la Unión Europea, una cuarta parte de los Estados miembros siguen sin ratificar el Convenio de Estambul, el principal instrumento legal para combatir las violencias contra las mujeres y niñas.

Han pasado 30 años desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y la aprobación de la Declaración y Plataforma de Acción de Pekín 1995 en la que se establecieron compromisos importantes y concretos para el avance efectivo de los derechos de las mujeres y las niñas en doce ámbitos estratégicos: pobreza, educación, salud, violencia, economía, toma de decisiones, derechos humanos, medios de comunicación, medioambiente, infancia y conflictos armados; si bien ha habido algunos avances, en ninguno de esos ámbitos se han alcanzado los objetivos a los que se comprometieron los 189 países firmantes de la Declaración de Pekín. Ese mismo camino parece seguir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y particularmente el objetivo de la igualdad de mujeres y hombres, ODS5; de hecho, ningún indicador del ODS 5 ha alcanzado la meta o está en vías de alcanzarla; algunos derechos están en grave riesgo de involución, como los derechos sexuales y reproductivos y otros como los derechos económicos de las mujeres siguen quedándose fuera de las agendas políticas, económicas y de negociación sindical en gran parte del mundo.

Este 8 de marzo discurre en un contexto difícil, complejo, rearmándose para la guerra, en contra del sentido común y la sostenibilidad de la vida y con una miopía patriarcal creciendo en parte de la población masculina, que sigue haciendo como que no ve y no percibe la desigualdad. Por ello, más que nunca, este 8 de marzo nos interpela directamente a la acción colectiva y reivindicativa por los derechos de todas, a volver a tejer alianzas múltiples para recorrer el camino juntas, por la igualdad y para que los derechos humanos arropen las vidas de las mujeres y de las niñas en todo el mundo. Somos el 52% de la población, no lo olvidemos. Exijamos juntas este 8 de marzo derechos para todas, más feminismo y más democracia y que la igualdad impregne las agendas políticas, económicas y sociales, que llegue a los corazones y se reivindique de manera decidida, con recursos y financiación suficiente y una hoja de ruta para la justicia redistributiva.