¿Y si los pobres fueran los auténticos ecologistas?
Cuando se trata de medio ambiente, se suele considerar que la gente que vive en condiciones más precarias son ciudadanos pasivos, a quienes no les interesa la suerte de nuestro planeta. Los estudios muestran que no es en absoluto así
Hay una idea preconcebida según la cual la ecología sería un lujo que solo se pueden permitir los ricos. Algunos economistas han hecho incluso de ella una ley, como Simon Kuznets y su famosa curva medioambiental. Según el economista estadounidense, la preocupación por el medio ambiente solo aparece cuando el desarrollo llega a un punto tal que la contaminación ha pasado a ser masiva y, al mismo tiempo, la sociedad es lo suficientemente rica como para desprenderse de los medios necesarios para yugularla. De suerte que, en suma, la respuesta a la degradación ecológica sería… el crecimiento. El corolario de esta visión es que a los más pobres, y son muchos, no les preocuparía en absoluto la calidad del medio ambiente.
Los investigadores y los actores de la lucha contra la pobreza han acabado con ese prejuicio. En primer lugar, según el Informe sobre las desigualdades climáticas 2023, publicado por el Laboratorio Mundial de la Desigualdad (World Inequality Lab), el 50% de los menos ricos del mundo emitió de media 1,4 toneladas de CO2 por año y persona en 2019 y, por tanto, contribuiría en un 11,5% al total de ese...