Periodista
· La economista, que destacó por sus estudios sobre la competencia imperfecta, se consideraba a sí misma “una keynesiana de izquierdas” e intentó aunar la obra de su maestro Keynes con la de Marx.
· Para muchos, la pensadora debió de ser la primera mujer que ganara el Nobel de Economía. Pero nunca fue distinguida con el premio.
Este año se cumplen 30 de su muerte, y es una ocasión para recordar a una mujer economista que fue una de las discípulas predilectas de Keynes, y que se definía a sí misma como “una keynesiana de izquierdas por antonomasia” frente al “keynesianismo bastardo” (reaccionario) que denunció. Casi olvidada desde su desaparición, algunos colegas de profesión entendieron que debió ser la primera mujer Premio Nobel de Economía, y que si no obtuvo el galardón fue o por su condición de mujer, por sus veleidades izquierdistas favorables a las políticas de Stalin y de Mao, o por sus intentos de aunar la obra de Marx y de su maestro Keynes, que resultaban demasiado extremistas para los jurados del premio.

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