Un espía de vocación que no olvida ni perdona

Colaboradores, enemigos políticos, víctimas, exespías, personal de su entorno, analistas, incluso él mismo, muestran desde distintos ángulos la hierática personalidad de Vladímir Putin. También la crueldad de sus actos, que parece afrontar sin sombra de remordimiento.

El escenario de los orígenes del presidente ruso se asemeja al que está dibujando su ataque a Ucrania: los escombros. Putin (1952) creció entre cascotes dentro de una familia pobre en el Leningrado arrasado por la II Guerra Mundial. Vivió con sus padres en un gran edificio dividido en minúsculos apartamentos, de una sola habitación y sin baño propio, que compartió con ellos hasta los 25 años. De niño fue agresivo y conflictivo, pero su afición al yudo lo salvó de la marginación social. Convertido en un buen estudiante, cursó derecho y se graduó con honores. Poco después ingresó en el KGB. Su personalidad fría e introvertida era ideal para el espionaje, pero parece que fue su pasión por el personaje de Stierlitz, el James Bond soviético, lo que acabó de decantarlo.

En el documental se afirma que Putin se rige por el código del espía: “Nada se perdona y nada se olvida”, máxima que se complementa a la perfección con esta otra de El príncipe, de Maquiavelo: “Cuando se hace daño es necesario hacerlo de tal modo que sea imposible la venganza”. Excluyendo las intervenciones bélicas y represivas, las acciones malvadas que se le atribuyen son todas presuntas, sin pruebas que lo comprometan.

Especialmente emotivo es el testimonio de la viuda de Alexander Litvinenko, un espía ruso que en el colmo de la ingenuidad denunció ante el propio Putin los excesos y delitos cometidos por sus superiores y 10 años después, en 2006, fue envenenado en Inglaterra con polonio. Resulta imposible determinar que Putin ordenara el asesinato, igual que sucede con los de la periodista Ana Politkóvskaya (que denunció las atrocidades de Chechenia) y el líder opositor Borís Nemsotv. El oligarca que propuso a Yeltsin que Putin fuera su sucesor, Borís Berezovski, murió ahorcado en Londres tras enfrentarse al autócrata ruso.

Vladímir Kara Murza (superviviente de un envenenamiento), estrecho colaborador del líder opositor Alekséi Navalni (otro superviviente de envenenamiento), describe así a Putin: “Somos el producto de nuestra experiencia, de nuestros orígenes y de nuestra educación. Putin viene del KGB soviético, una de las organizaciones más represivas de la historia de la humanidad. Está haciendo lo que le enseñaron a hacer: manipular, mentir, reclutar, reprimir... y se le da bastante bien”.

Putin: de espía a presidente

Reino Unido, 202

141 min.
Guion y dirección: Nick Green
Producción: BBC
Música: Tom Howe
Fotografía: Charlie Laing y Danny Salkhov