JJ. OO., ¿quién paga la fiesta?
Los Juegos Olímpicos suelen costar más de lo previsto y dar menos de lo prometido. Los de París en 2024 no parece que vayan a escapar a la 'maldición del ganador'
Más rápido, más alto, más fuerte”... ¿Y siempre más caros? Los Juegos de París 2024 esperaban dejar el lema olímpico sin esta característica añadida sobre los costes crecientes de organizarlos. Es decir, escapar de la maldición del ganador, noción derivada de la teoría económica de las subastas, que predice que el ganador será el que más haya sobrestimado el valor del codiciado inmueble.
El economista del deporte Wladimir Andreff la ha aplicado a los Juegos Olímpicos y los datos contables, raramente buenos, le dan la razón. “Hasta 2017, los Juegos se adjudicaban en un proceso de subasta, organizado entre varias ciudades candidatas en competencia directa. Para ganar, había que presentar el proceso más ambicioso posible, superando las especificaciones del Comité Olímpico Internacional (COI) con un coste voluntariamente inferior al real”, explica.
Desde Múnich 1972, el presupuesto inicialmente previsto para los Juegos Olímpicos de verano ha sido sistemáticamente sobrepasado, recalca Andreff, con Los Ángeles 1984 como excepción que confirma la regla. “La media de sobrecoste es del 100%, con la...