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La falsa promesa de Trump

La guerra arancelaria no devolverá empleos a EE UU, sino que empeorará la situación de las clases populares

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Junio 2025 / 136
Trump

Ilustración
Pedro Strukelj

Lo que está en juego con los derechos arancelarios de Donald Trump no son solo los intercambios comerciales, sino una promesa de justicia: la idea de que los trabajadores poco cualificados, sacrificados por la globalización, podrían acabar siendo los ganadores de una revancha proteccionista. Esto sería justo, pero no es lo que va a suceder.

La Administración de Trump defiende una idea simple: si la globalización ha destruido empleos, entonces la desglobalización —en otras palabras: gravar las importaciones y reubicar la producción— los volverá a crear. Es una lógica de simetría. Lamentablemente, se trata de una simetría tramposa. El camino que lleva a la desindustrialización no es el mismo que el que conduciría, hipotéticamente, a una reindustrialización.

Es cierto que la globalización ha tenido efectos desigualitarios. Trabajos como los de David H. Autor, David Dorn y Gordon H. Hanson* han demostrado que la apertura a la competencia china ha causado pérdidas masivas de empleos en la industria manufacturera de EE UU, especialmente entre los trabajadores poco cualificados. Sin embargo, recuperar esos empleos es...

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