Te quedan 2 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

La inteligencia artificial, una aliada para mejorar la atención al paciente

La demanda creciente, al vivir más años y con enfermedades crónicas, hace de la IA una solución a grandes retos sanitarios 

Comparte
Pertenece a la revista
Enero 2024 / 120
Pastillas

Ilustración
Lola Fernández

Audioplayer Icon
Escucha el artículo

La inteligencia artificial (IA) está de moda. La hemos incorporado hace tiempo en nuestro día a día, de manera inconsciente como usuarios, o de manera consciente y activa en todos los sectores; en el ámbito de la salud, en concreto, en formación, investigación y desarrollo de medicamentos y en asistencia sanitaria, facilitando productos y servicios sanitarios más seguros y eficaces.

Hay un motivo para este predominio de la IA en titulares comunicativos, y no es otro que el crecimiento exponencial de la IA generativa (IAGen) en los últimos meses, que es un nuevo subdominio de la IA que puede producir contenido similar al humano. Esto nos preocupa y, por tanto, nos ocupa. 

Estamos ante lo que toca como consecuencia de años de trabajo, desde las tecnologías que nos han traído hasta aquí. En 1943 aparece la IA, aunque la expresión fue acuñada como tal por John McCarthy en 1956, que la definió como la ciencia y el ingenio de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas de cómputo inteligentes. En 1959 empezamos con una de sus características emblemáticas: el aprendizaje automático (machine learning), al que le sigue el aprendizaje profundo (deep learning), en 2006. A la inteligencia generativa llegamos en 2017.  Las últimas tecnologías de IA son GPT-4 y ChatGPT de OpenAI. Hoy, OpenAI tiene varios modelos GPT a disposición de los usuarios y ChatGPT es la versión específicamente entrenada para preguntas y respuestas con interfaz de chat.

El resultado de combinar estas técnicas es un modelo de IA de última generación capaz de actuar con flexibilidad a la hora de responder a preguntas de los usuarios, mantener el contexto de la conversación, generar historias, resumir libros o artículos, buscar textos a partir de una consulta conceptual y mostrar capacidades emergentes.

Problemas que resolver

Las cuestiones clave que plantea versan sobre el coste de cálculo y el uso de modelos de entrenamiento, la cantidad y la calidad de los datos requeridos, la utilidad como asistente, además de posibles problemas de derechos de autor,  sesgos y exceso de confianza: la privacidad de los datos y su uso para mejorar un modelo básico.

Aunque plantea retos inéditos, el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el sector sanitario permite dotarlo de recursos innovadores que posibilitan una gestión más eficiente y un diagnóstico, tratamiento y seguimiento óptimos; en definitiva, una mejor atención a los pacientes. La llamada salud digital —o la eSalud,  traducción del inglés eHealth—, incluye innovaciones tanto en la comunicación entre el médico y el paciente como en investigación o gestión sanitaria.

El ecosistema salud digital es amplio e incluye desde la robótica y la automatización (cirugía robótica, cuidadores robóticos, exoesqueletos) hasta la tecnología blockchain (historia clínica, cadena de suministros íntegra, ensayos clínicos), pasando por la impresión 3D (bioimpresión, instrumentos quirúrgicos, dispositivos como marcapasos), la IA (descubrimiento y desarrollo de medicamentos, diagnóstico clínico, monitorización de pacientes), la miniaturización de dispositivos (tatuajes y vendajes inteligentes, píldoras digitales, wearables) y la computación y el almacenamiento más barato (nube de datos privados, data analytics). Y no hay que olvidar el Internet de las cosas (dispositivos inteligentes, diagnóstico en remoto, ropa inteligente), las tecnologías genéticas (secuenciación genómica, edición de genes), la realidad aumentada (dispositivos de visión inteligente, salas de operaciones quirúrgicas inteligentes) y la entrega automatizada (drones, coches automáticos). 

Algo hemos aprendido de la experiencia en IA: es la solución para algunos problemas mundiales, entre ellos, los de la atención sanitaria. Confiar en la IA es la única opción posible, ya que la demanda creciente (longevidad y cronicidad) se separa cada vez de la oferta decreciente. La experiencia en IA por sí sola no puede resolver estos problemas; necesitamos expertos en la materia al mismo tiempo que vamos adquiriendo competencias digitales. El talento en IA es un bien preciado y escaso. Atraerlo y retenerlo es un verdadero reto. En ciencia, sabemos que la correlación y el poder predictivo no implican causalidad, algo que no se debe olvidar nunca. Los modelos basados en algoritmos aprenden continuamente, de ahí que importe la calidad de los datos. El acceso a datos es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el sector de la salud se prevé un déficit de 18 millones de profesionales para el año 2030, lo que requiere un cambio urgente de modelo en la atención sanitaria, que pasa por el desarrollo de la salud digital en todas sus potencialidades y más concretamente hacia la virtualización, la automatización, la telemedicina y, precisamente, hacia la IA.

Volviendo a la IAGen, aunque la reconozcamos como una consecuencia esperada, hay datos que nos hacen pensar que estamos ante algo diferente, y que las empresas de todos los sectores —incluido el de la salud—, así como las instituciones sanitarias públicas y privadas, están obligadas a determinar cómo afectará la IAGen a sus organizaciones, o arriesgarse a sufrir las consecuencias. 

El nuevo 'boom'

Tres muestras de ello son que los medios de comunicación han constatado un aumento del 160% de visitas a sus webs con contenidos provenientes de IAGen, la inversión en IAGen a través de capital riesgo (venture capital) aumentó el 425% desde 2020 hasta finales de 2022, y continúa aumentando, y ChatGPT alcanzó 100 millones de usuarios en enero de 2023, el crecimiento más rápido de usuarios de cualquier aplicación en la historia. Sin duda, empleados de su empresa o institución ya lo están usando. 

Estamos ante un reto tecnológico del que desconocemos muchas cosas, y nos preocupa sobremanera lo relativo a su ética, legalidad y ciberseguridad. Europa marca un hito histórico al consensuar la primera normativa global sobre IA. El proceso legislativo aún no ha concluido y tardará un tiempo (no antes de 2026), pero ya dibuja un antes y después en su manejo. Mientras, hemos de seguir construyendo entre todos un futuro que ya es presente y en el que la atención sanitaria y la salud encuentran una aliada necesaria en la IA. Nuestra confianza, a buen seguro, se la está ganando.