La larga marcha hacia el dominio tecnológico
Tras haber sido la fábrica del mundo, China busca ahora ejercer la hegemonía global en el terreno de la tecnología. Queda mucho para lograrlo, aunque el país ya es líder en muchos ámbitos estratégicos
China ya no quiere ser la fábrica del mundo. Sin embargo, las exportaciones masivas de textiles y otros productos manufacturados han sido la causa del espectacular crecimiento del país desde su entrada en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001. En 20 años, 800 millones de chinos han salido de la situación de pobreza absoluta en la que se encontraban, y en 2019 el país superó la barrera de los 10.000 dólares de renta por habitante y año.
Pero el aumento de los salarios, que se han multiplicado de media por 2,6 entre 2008 y 2022, ha degradado progresivamente la competitividad de los productos procedentes de China. El país sigue siendo el primer exportador en los sectores de vestido y calzado, pero su cuota de mercado disminuye desde hace una década a favor de los que ofrecen costes salariales menores como Vietnam y Bangladesh.
La gran crisis financiera de 2007-2008 también ha contribuido a poner de relieve la dependencia de China de la demanda global, cuyas variaciones son difícilmente predecibles. Por otra parte, la estrategia de relanzamiento económico mediante la inversión pública, puesta en marcha...