Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

La economía solidaria pierde el miedo a crecer

Un programa de Barcelona Activa aporta herramientas para las cooperativas que busquen “un salto de escala”

Comparte
Pertenece a la revista
Noviembre 2024 / 129
Barcelona Activa

Fotografía
Barcelona Activa

Audioplayer Icon
Escucha el artículo

La base de la economía capitalista parece reducirse, a menudo, a un obsesivo mantra: crecer, crecer y crecer. Quizá por ello, en la economía social y solidaria (ESS), que aspira a ser la antítesis de la búsqueda del beneficio a toda costa para situar a las personas en el centro, a veces la palabra crecer parece más bien un tabú o una maldición; incluso un pecado.

Y, sin embargo, crecer puede significar también multiplicar el impacto positivo en la sociedad. En tal caso: ¿por qué renunciar a ello? DiesInnoBA, el programa de Barcelona Activa para conectar la ESS y la innovación socioeconómica con la ciudadanía y la emprendeduría, ha puesto en marcha un módulo con herramientas para ayudar a  plantearse “un salto de escala”, que arrancó con un acto con cooperativas en proceso de expansión para intercambiar sus experiencias en Bloc4Bcn, el nuevo gran hub empresarial de la ESS en Barcelona.

“Lo importante es que cada entidad pueda tener la escala que necesite para ser viable y cumplir con su propósito, sin miedos, tanto si para ello tiene que crecer como decrecer”, sintetizó Àlvaro Porro, director de Economía Social y Cooperativas de Barcelona Activa, la agencia de desarrollo local del Ayuntamiento de Barcelona.

Variedad

La cumbre reunió una amplia tipología de iniciativas, muy diferentes entre sí, pero con la característica común de que han pasado por alguna etapa de salto de escala en la última década, ya sea pequeña, como SePra, entidad de prevención de riesgos laborales con 51 trabajadores y base en Barcelona, que ha abierto oficina en Madrid, o con la ambición de Abacus, cooperativa de educación y cultura que, tras sucesivos procesos de expansión, ha alcanzado ya los 130 millones de euros de facturación, el millón de socios consumidores y 600 trabajadores cooperativistas sin perder nunca de vista el propósito. “Cada día nos preguntamos cómo ser útiles a la sociedad y, para ello, necesitamos una organización sólida y eficiente para cumplir con el propósito con que nacimos”, explicó su presidenta, Maravillas Rojo. Y añadió: “Hay que contar con las herramientas adecuadas para ser útiles, necesites 200.000 euros o 200 millones”.

Eulàlia Tubau, coordinadora de Sostre Cívic, cooperativa de viviendas de cesión de uso que cuenta ya con un parque de 564 unidades, puso énfasis en los retos que el crecimiento supone para la gobernanza de cualquier entidad y lo necesario que, en su caso, fue contar con una consultoría externa, teniendo en cuenta que en poco tiempo el equipo de trabajo pasó de una persona a media jornada a 27 miembros.

Ello implica también, le secundaron Sònia Moragrega, directora general de la Fundació Intermèdia, y Laura Arau, socia de Kult y coordinadora de CulturaCoop, aceptar la creación de nuevos roles de liderazgo en un mundo, el de la economía solidaria, en el que a veces las jerarquías están mal vistas. Y sin que ello implique mimetizarse con las fórmulas verticales y competitivas típicas del management capitalista.

En Intermèdia, que es referente en el sector ocupacional y de inserción, el salto se dio en plena crisis económica, en 2012, con la fusión de cuatro organizaciones, que no solo sirvió para garantizar la supervivencia en un ámbito tan sensible, sino que evidenció el efecto multiplicador de las sinergias y del cambio de escala: en una década han pasado de 30 a 400 trabajadores.

En cambio, en el caso de Kult, el salto vino dado por la adquisición de la histórica editorial Bellaterra, una operación que exigió créditos de la banca ética, con los inevitables agobios inherentes a la devolución del capital, quizá el peaje más exigente en todas las etapas del salto de escala de un negocio, sea de la economía social o no.

Valores

Uno de los casos de crecimiento más acelerado del sector ha sido el de Som Energia, que produce y comercializa energía renovable: en poco más de una década ha pasado de parecer una quimera a contar con 85.000 personas socias y 118.000 contratos, con 137 trabajadores y 95 millones de euros de facturación. Pese a un salto tan extraordinario, recientemente estuvo a punto de “morir de éxito” —en palabras de Víctor Carreño, su cocoordinador—, puesto que un súbito cambio normativo elevó de 1 millón a 15 las garantías exigidas a las empresas de su tamaño para poder seguir operando. La impresionante reacción de su base social muestra hasta qué punto siguen vigentes los valores y el espíritu de comunidad a pesar del acelerado crecimiento: este dineral se cubrió en apenas dos semanas con aportaciones al capital social.

Ante las dudas surgidas sobre el crecimiento y su ritmo, que, como Carreño explicó, implica necesariamente “comerse algún sapo”, la entidad arrancó en 2023 un proceso de “gran conversación” con su base social, acompañados de una consultora externa, que consolidó la apuesta: “Crecer para transformar y tener impacto real en el objetivo de democratizar el sector energético y romper el oligopolio”. Es decir: crecer para cumplir mejor el propósito original sin perder el ADN de autogestión, adaptada al nuevo tamaño.

No siempre es fácil asumir un paso así porque exige desprenderse de algunos prejuicios sólidamente asentados. Lo expuso de forma provocadora Neus Andreu, coordinadora general y de innovación de Fil a l’Agulla, cooperativa especializada en facilitación y en la promoción de nuevos liderazgos: “A menudo, en nuestro mundo cuesta pensar en el negocio y hasta se ve con hostilidad, pero es clave amar el negocio, que no tiene nada que ver con explotar para hacer daño, vinculándolo a la sostenibilidad”. Y añadió: “Uno de los grandes retos es darle la bienvenida al negocio”.

Amar el negocio, sí: puede significar más salario, menos estrés y más potencia de transformación. Y es que, como recordó Àlvaro Porro a modo de conclusión, “la cooperativa que menos transforma es la que quiebra”.

Más información

El programa DiesInnoBA arranca siempre con una conversación inspiradora y se completa con actividades de laboratorio práctico, un itinerario formativo y acompañamiento especializado. Información sobre el programa y ediciones anteriores, con acceso a todos los vídeos: https://barcelonactiva.cat/es/economia-social-y-solidaria.