Cambiar el turismo es posible
Administraciones, entidades privadas y organismos internacionales buscan un equilibrio, mientras aumenta la consciencia de que es preciso beneficiar también a la gente de los territorios que reciben a quienes viajan
Cuando se habla de turismo en positivo, muchas veces se muestran experiencias de pequeños lugares remotos (y generalmente pobres) que han logrado atraer algo de turismo y salvar espacios que de otra manera hubieran quedado abandonados. Pero esos ejemplos de turismo rural, regenerativo, no resuelven las dificultades de las grandes ciudades ni los espacios de sol y playa, que en ciertos momentos estallan para convertirse en ciudades fantasma el resto del año.
Muchos centros de las urbes europeas son un ejemplo de concentración humana. Ya de por sí, sin contar con los turistas, las ciudades han crecido notablemente. Según Naciones Unidas, en 1990, el 43% de la población mundial vivía en zonas urbanas. En 2015, esa proporción había aumentado al 54% y se espera que alcance el 60% para 2030.
A ese crecimiento de la urbanización se suma un turismo de ciudades, que ha venido para agregar presión gracias al abaratamiento del transporte, la globalización y, especialmente, una clase media en crecimiento dentro de las economías avanzadas y emergentes. La gente quiere y puede viajar más. Por eso, según los últimos datos de ONU...