Economía para frenar a la ultraderecha
Varias investigaciones certifican que el populismo se nutre del desencanto en las clases populares y sugieren un giro para que la izquierda reconecte con sus bases
En el último momento, en contra de las encuestas y casi con la sensación de haber marcado un gol en tiempo de descuento, los electores españoles cerraron el paso en 2023 a la ultraderecha, que iba de la mano del PP, y justo un año después lo han hecho también, con la lengua todavía más fuera, los franceses. Los ultra tampoco condicionan la política de la UE, mientras que en Reino Unido el Partido Laborista ha logrado el mejor resultado de su historia a costa de los conservadores, que desde el Brexit hicieron suyos muchos de los argumentos ultra. Hasta Donald Trump parece tenerlo ahora más difícil en EE UU tras el subidón que ha supuesto la candidatura de Kamala Harris para los demócratas.
Millones de personas respiran con alivio: el anunciado tsunami ultra no se ha producido. Todavía.
“Los electores nos han dado una última oportunidad”, subrayó François Ruffin, el diputado francés que sugirió el nombre de Nuevo Frente Popular (NFP) para unir a la izquierda en una candidatura única.
En Francia en particular, los avisos que anuncian la llegada al poder del Reagrupamiento Nacional (RN) se repiten cada vez con...