Turismo: así, no
Las promesas fallidas de la boyante actividad turística expanden las protestas y el malestar social, que cristaliza en la crisis de la vivienda
Este verano hará más calor de lo normal, y no solo en los avisos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Durante la temporada alta estival, en la calle y en la playa, se vive un verano caliente de protestas contra un modelo turístico que, pese a dejar mucho dinero, cambia el aspecto de las ciudades, de la costa, también de las zonas rurales y de la montaña, sin redundar necesariamente en la comunidad, o incluso con efecto bumerán. Ya no hablamos de un puñado de ecologistas clamando contra un proyecto urbanístico, de las camareras de piso quejosas por sus condiciones laborales precarias o de algunos vecinos y vecinas de barrios saturados. Es un estado de ánimo cada vez más transversal que resume un grupo de jóvenes que comentan sus preocupaciones en su pódcast La sobretaula (La sobremesa), hablando de Barcelona: dicen que ya saben que el turismo trae dinero y que las masas de turistas las ayudan a concienciarse cuando son ellas las que viajan al extranjero. Pero reclaman "el bar Manolo, con el café a 1,50 euros". No quieren tardar siete veces más tiempo en llegar al trabajo por tener que sortear "grupos de...