La cifra // 870.000

Son los millones de euros que el Banco Central Europeo (BCE) destinará a comprar deuda para intentar frenar la subida de los intereses de los países más afectados por el coronavirus. Primero anunció 120.000 millones y después 750.000 más.

El prestamista de última instancia

No se engañe: el término no se ha acuñado pensando en su abuela, que le quiere tanto y le salvó aquella vez en que estaba tan endeudado que podían desahuciarle. Y mucho menos en la Mafia, que le prestó dinero cuando nadie quería hacerlo, pero que a cambio le impone un interés prohibitivo del 100% mensual y le amenaza con cortarle la mano derecha si no paga un plazo.

Por Denis Clerc

La máquina de imprimir billetes

Recuerdo que hace mucho tiempo, un día en que acompañaba a mi padre de compras, me paré ante un escaparate en el que estaba expuesto un coche a pedales. A mi exclamación de“¡Papá, quiero uno igual!”,  él respondió con un, “no soy una plancha vestida”, que me dejó sin palabras.

Por Denis Clerc

Tipos negativos: el precio del miedo

Tasas bajo cero: Algunos inversores aceptan perder algunas décimas porcentuales de su capital para preservar el resto mientras pasa la tormenta.

Por Jacques Adda

La tecnocracia

La Unión Europea suele ser considerada una organización tecnocrática y elitista. En efecto, lo es. Las sucesivas ampliaciones la han hecho difícilmente manejable; la acumulación de poderes ha complicado su funcionamiento. 

Por Enric González

Las décadas perdidas

Suele ironizarse con la capacidad de vaticinio de los economistas. Ya saben eso de que no son muy fiables cuando predicen el futuro, cosa comprobada de forma exhaustiva, pero que en cambio poseen una extrema clarividencia para predecir el pasado.

Por Enric González

Cuatro plumas de oro para la Fed

Hace cien años, tras sufrir una grave crisis financiera, Estados Unidos se dotó de un banco central. La institución tenía la potestad de salvar a los bancos... pero no la de regularlos.

Por Christian Chavagneux

Tragedia y milagro del euro

Pese a la creciente desafección social y al euroescepticismo, ningún país ni mayoría social postula seriamente dejar Europa. Juntos no nos gustamos, pero no queremos escaparnos.

Por Xavier Vidal-Folch