Abusos y lucro en el negocio de las revistas científicas
Algunos editores de publicaciones científicas aprovechan su relevancia para enriquecerse, en detrimento de las universidades y los laboratorios. Los excesos erosionan la confianza en la investigación y en la ciencia
Es simplemente extorsión. Me está volviendo loco”, protestaba el economista del decrecimiento Timothée Parrique en la red social X en noviembre pasado. Para consultar un estudio científico, este investigador debía pagar nada menos que 30 euros. “Es imposible acceder a los textos porque están sujetos a modos de pago por parte de editores que no aportan nada a su producción”, se lamenta.
De hecho, los editores de revistas científicas no financian la actividad investigadora ni pagan a los autores. Los científicos son remunerados por las estructuras que los emplean, y los presupuestos de investigación los fijan los gobiernos. Incluso la etapa de revisión por pares, una fase esencial durante la cual los científicos verifican la relevancia y el rigor de la investigación antes de su publicación, no les cuesta nada a los editores: los pares trabajan para las revistas de forma voluntaria.
Las universidades producen la investigación... y luego pagan enormes sumas de dinero para acceder a las publicaciones. Solo en 2020, las instituciones francesas gastaron 87,5 millones de euros en suscripciones a revistas...