El futuro de Europa, entre Letta y Draghi
La UE centra sus esfuerzos en recuperar la competitividad frente EE UU y China para superar el desconcierto político por el avance de la extrema derecha
El resultado de las elecciones europeas del pasado 9 de junio probablemente se ha leído mal. Lo más relevante no es la composición del Parlamento Europeo resultante, en el que la extrema derecha ha mejorado sus posiciones, aunque no con la intensidad que se temía. Más inquietante es la nueva composición del Consejo Europeo (la representación de los Estados), que sufrirá la influencia de la extrema derecha, ganadora en cuatro países (Francia, Italia, Bélgica y Hungría, a los que probablemente se sumará Austria) donde las formaciones populistas fueron las más votadas. En otros cuatro (Alemania, Países Bajos, República Checa y Polonia), los ultras quedaron en segundo lugar. El verdadero terremoto se registró en Francia, donde el avance de la líder ultraderechista Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional), descolocó al presidente Emmanuel Macron, que convocó de forma temeraria elecciones anticipadas (30 de junio y 7 de julio) con un elevado riesgo de que la extrema derecha logre dominar la Asamblea Nacional y formar gobierno.
Nuevo Frente Popular
La sacudida política fue de tal calado que pocos días después, el 13 de...