El teletrabajo se estabiliza
Se impone un modelo híbrido: algo más de la mitad de las personas que prestan sus servicios desde casa lo hace habitualmente; el resto, solo de manera ocasional
Están a punto de cumplirse cinco años del estallido de la pandemia, que impulsó una práctica desconocida hasta entonces para gran parte de la ciudadanía: el teletrabajo. A mediados de 2020, en el momento álgido de la emergencia sanitaria, casi el 20% de las personas ocupadas en España trabajaban parcial o completamente desde casa. Tras experimentar una caída pronunciada con la nueva normalidad y remontar ligeramente después, el porcentaje de personas que sigue ese modelo se ha estabilizado en torno al 14%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En estos cinco años, la mayoría de las grandes empresas han obligado a sus empleados a regresar a la oficina dos o tres días a la semana; otras, directamente, han decretado el fin del teletrabajo. La última en hacerlo ha sido Amazon, en la que la presencialidad será obligatoria de lunes a viernes a partir del próximo 2 de enero. Antes lo había hecho Tesla. “Si no te presentas, asumiremos que has dimitido”, advirtió el propietario de la empresa, Elon Musk,en un correo electrónico dirigido a la plantilla. Entre las compañías que han optado por una vía intermedia figuran otros gigantes de Internet como Apple, Google y Meta. Hasta Zoom, que obtiene la mayor parte de sus ingresos con las videoconferencias a través de la red, pidió en agosto a sus empleados que vayan a la oficina al menos dos días. En España, empresas del IBEX 35 como Iberdrola, Telefónica y Repsol permiten combinar trabajo presencial y teletrabajo. Lo mismo ocurre en los principales bancos.
En su informe Teletrabajo 2024, el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública pone de relieve que desde 2022 se ha producido en España un ligero repunte de esta forma de prestar servicios. A cierre del primer trimestre de este año, algo más de tres millones de españoles, el 14,4% del total de empleados, trabajaba desde casa, frente al 13,2% del mismo periodo de 2023. Antes de la pandemia, apenas el 8% trabajaba en remoto.
Datos recientes
Del informe Teletrabajo 2024 y de los datos del INE se pueden sacar las siguientes conclusiones:
- El teletrabajo es un fenómeno híbrido. A medida que la crisis sanitaria ha ido quedando atrás, se ha cerrado la brecha entre quienes teletrabajan de manera habitual y quienes lo hacen ocasionalmente (menos de la mitad de los días).
- Las mujeres teletrabajan más que los hombres, aunque las diferencias son pequeñas y se han ido reduciendo con el tiempo.
- Las personas de mediana edad son las que más teletrabajan. El grupo de 35 a 44 años es el que más lo hace, seguido del de 25 a 35 años y del de 45 a 54 años (14,6%). La práctica está menos extendida entre las personas mayores de 55 y, sobre todo, entre los jóvenes de 16 a 24.
- España es de los países de la Unión Europea donde menos se teletrabaja. Ocupa el lugar decimoséptimo de los Veintisiete, muy por debajo de la media del 22,4%. Países Bajos es el número uno de la lista, con el 52% de su población ocupada trabajando desde casa, seguido de Suecia (45,8%) y Finlandia (42%). En el sur se teletrabaja mucho menos que en el norte: en Italia únicamente lo hace el 12%; en Portugal, el 17%, y en Grecia, el 7,4%. En la cola están los países del Este, como muestran las cifras de Bulgaria (2,9%), Rumanía (3,3%) y Hungría (8,9%).
¿Por qué hay tanta diferencia entre los países? Los expertos subrayan diversos factores, entre ellos los culturales —los habitantes del sur, por ejemplo, valoran más el contacto directo entre las personas— o climáticos, como demuestra el alto número de teletrabajadores en países del norte. También hay factores estrictamente económicos, como el grado de digitalización de cada país y el peso de las distintas ramas de actividad. Por regla general, cuantos más servicios avanzados presten las empresas, más teletrabajo hay. En España, el turismo y la hostelería, que aportan buena parte del empleo, son sectores predominantemente presenciales, igual que la construcción y la industria del automóvil, otros dos sectores intensivos en mano de obra.
- El tipo de relación laboral marca la diferencia. El porcentaje de teletrabajo entre quienes trabajan por cuenta propia —autónomos, básicamente— triplica al de las personas asalariadas. El teletrabajo entre los primeros se ha mantenido estable incluso si se compara con los años previos a la pandemia. El gran cambio se ha producido entre quienes trabajan por cuenta ajena.
- Madrid es la comunidad con más personas que trabajan a distancia, hasta 11 puntos porcentuales por encima de la media. Le siguen de lejos Cataluña y la Comunidad Valenciana. Se teletrabaja menos en Islas Canarias, La Rioja y Castilla y León.
- El teletrabajo es fundamentalmente urbano. El porcentaje de teletrabajadores en las ciudades de más de 100.000 habitantes (18,7%) supera ampliamente el de los municipios más pequeños.
- Trabajar desde casa es una práctica de rentas altas y de personas con formación superior. La tasa de teletrabajo en hogares con rentas superiores a los 3.000 euros mensuales supera el 25%, mientras que en los hogares de menos de 1.600 euros de ingresos es del 5%.
- El único sector donde el teletrabajo es mayoritario es el de las tecnologías de la información y la telecomunicación (TIC). El 61,7% de los desarrolladores informáticos y especialistas en ciberseguridad presta sus servicios sin moverse de su domicilio.
¿Más o menos productivo?
Puestos a elegir, a la mayoría de los directivos de empresa le gustaría que todos sus subordinados volvieran a la oficina. Según una encuesta efectuada por la consultora KPMG, tres de cada cuatro pronostican que en el plazo de tres años sus empresas recuperarán el modelo cien por cien presencial. La opinión mayoritaria entre los ejecutivos es que el trabajo en la oficina es más productivo que el hecho en casa, pues fomenta el intercambio de ideas y la motivación. Otros discrepan. Nicholas Bloom, catedrático de Economía de la Universidad de Stanford, sostiene que el teletrabajo no solo incrementa el rendimiento de los empleados, sino que va a ser un motor de crecimiento económico en las próximas décadas.
Aunque el teletrabajo trae consigo beneficios para las personas trabajadoras y para las empresas —flexibilidad para organizar el tiempo, mayor conciliación familiar, menos desplazamientos, reducción de costes, facilidad para contratar personal cualificado…—, el Ministerio para la Transformación Digital advierte de potenciales consecuencias negativas, entre las que cita el aislamiento, las dificultades para desempeñar el trabajo en equipo y la falta de desconexión digital. Van a ser necesarios unos cuantos años para tener una mejor perspectiva y evaluar con más precisión el verdadero alcance del fenómeno.