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Europa se prepara para la guerra

La UE apuesta por aumentar el gasto militar para apoyar a Ucrania y reducir su dependencia de EE UU en materia de defensa. ¿De dónde saldrá el dinero?

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Abril 2024 / 123
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Puente militar

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Departamento de Defensa de EE UU.

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Las alarmas no dejan de sonar a uno y otro lado del Atlántico. Washington y Bruselas llevan meses emitiendo al unísono el mismo mensaje: Europa debe incrementar su gasto militar para frenar a las tropas rusas en Ucrania y reducir su dependencia de EE UU a la hora de proteger su territorio. “Tras décadas de gastar menos de lo necesario, debemos invertir más en defensa, pero debemos hacerlo mejor y juntos”, afirmó el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, durante la presentación, a principios de marzo, de la nueva Estrategia Industrial Europea de Defensa (EDIS en sus siglas en inglés). “Una industria de defensa europea fuerte, resiliente y competitiva es un imperativo estratégico”, afirmó Borrell.

¿En qué consiste la nueva estrategia? La idea fundamental de sus promotores es que los Estados miembros de la Unión compren armas juntos a fabricantes europeos para ayudar a estos a incrementar su capacidad de producción en una situación de guerra como la que vive estos días Europa. En palabras del comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, se trata de “cambiar el paradigma y empezar a moverse en modo guerra económica”.

Tres son los objetivos principales de la EDIS:

· Adquirir de manera conjunta al menos el 40% del material de defensa a partir de 2030.

· Garantizar que, de aquí a esa fecha, el valor de los intercambios de material militar dentro de la UE represente al menos el 35% del valor del mercado de defensa de la Unión.

· Que al menos el 50 % del presupuesto de contratación pública en materia de defensa se adjudique dentro de la UE en 2030 y el 60% en 2035.

Más munición

La EDIS supone un giro histórico en la política de defensa de la Unión. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial —y especialmente tras la caída del Muro de Berlín, en 1989—, Europa dejó la protección de su territorio en manos de EE UU a través de la OTAN y, en general, mantuvo su gasto militar en niveles moderados. La Comisión Europea argumenta ahora que la invasión de Ucrania ha puesto al descubierto la debilidad europea en el terreno militar y subraya la incapacidad de suministrar las armas y la munición que Ucrania necesita para contener el avance de las tropas rusas.

La posibilidad de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca —cada vez más real, según las encuestas— ha acrecentado las prisas de la Unión. El candidato republicano no pierde ocasión de menospreciar la OTAN y ha puesto en duda el apoyo de su país a Ucrania, posición que contrasta con el firme apoyo que el actual presidente, Joe Biden, ha prestado al país desde la invasión rusa, hace dos años. Trump incluso ha instado a Rusia a atacar a aquellos países de la Alianza que, en su opinión, no contribuyen lo suficiente al presupuesto de la organización.

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Gasto militar de la OTAN

Francia, única potencia nuclear de la UE, es uno de los países que con más fuerza argumenta que es preciso gastar más para protegerse. “¿Debemos dejar nuestro futuro en manos del electorado estadounidense?”, se preguntó el presidente francés, Emmanuel Macron. “Mi respuesta es no. No podemos esperar al resultado [de las elecciones de noviembre]”. El inquilino del Elíseo puso por primera vez encima de la mesa la posibilidad de enviar tropas europeas a Ucrania, una idea inconcebible hasta hace solo unos meses.

Prácticamente el 80% del material militar de la UE está fabricado en terceros países, principalmente EE UU. Ambos bloques tienen desde hace décadas un acuerdo tácito mediante el cual Washington se encarga de proteger a Europa de la amenaza rusa (antes soviética) a cambio de que los países del Viejo Continente compren sus armas, con el consiguiente beneficio para la gigantesca industria militar estadounidense.

La venta de armas ha sido uno de los motores de la recuperación económica de EE UU tras la pandemia. La exportación de tanques, aviones y proyectiles made in USA alcanzó un récord de 238.000 millones de dólares el año pasado, gracias en buena medida a sus clientes europeos. Polonia, por ejemplo, se gastó 12.000 millones de euros en la compra de helicópteros Apache, 10.000 millones en un sistema móvil de cohetes de artillería Himars y 3.750 millones en tanques M1A1 Abrams. Alemania, por su parte, adquirió helicópteros Chinook por valor de 8.500 millones de euros y la República Checa destinó 5.600 millones a la compra de aviones de combate F-35.

La EDIS contempla una partida adicional de 1.500 millones de euros en el gasto militar de la UE de aquí a finales de 2027, una cifra raquítica si se tiene en cuenta el enorme volumen del comercio mundial de armas que apenas supone el 0,2% del presupuesto de la UE. Cualquier incremento serio tendría que producirse dentro del marco financiero plurianual que comienza en 2028.

Difícil acuerdo

¿De dónde saldrá el dinero? No va a ser fácil encontrarlo, especialmente cuando han entrado de nuevo en vigor las reglas de la Unión que limitan el gasto público y la deuda, suspendidas durante la pandemia. El miedo es que provenga principalmente de los gastos sociales. Poner de acuerdo a 27 Estados miembros —cada uno con sus propias empresas de defensa, sus propias necesidades y sus propios acuerdos con suministradores extranjeros— para gastar más y efectuar compras conjuntas de armas puede ser misión imposible.

La realidad es que el presupuesto de defensa lleva años aumentando, concretamente desde la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia, en 2014. Según cifras de la OTAN, 18 de sus 32 miembros ya cumplen (o están a punto de hacerlo) el objetivo de destinar el 2% de su producto interior bruto (PIB) a defensa [véase gráfico], comparado con solo tres hace una década. Tras la invasión de Ucrania, el gasto militar conjunto de los socios de la UE ha pasado de 240.000 millones de euros en 2022 a 280.000 millones en 2023 y a 350.000 millones previstos para este año.

España es el tercer país de la OTAN que menos gasta en defensa, a pesar de haber duplicado esa partida en lo que va de siglo. Según cifras recopiladas por el Centro Delàs de Estudios por la Paz, el año pasado el Gobierno de coalición de izquierdas aumentó el presupuesto del Ministerio de Defensa en el 23,4%, hasta los 14.454 millones de euros, un incremento muy superior al de cualquier ministerio. En 2024 se pretende alcanzar un gasto de 20.000 millones de euros, lo que representará un aumento del 38,4% en solo un año.

Para las organizaciones antimilitaristas, considerar que la defensa militar es la herramienta que proporciona mayor seguridad es una falacia. “Los Estados tienen como principal instrumento para alcanzar la seguridad la vía diplomática con las políticas de cooperación, de seguridad compartida en los ámbitos económicos, comerciales, culturales que proporcionen seguridad común”, sostiene Pere Ortega, presidente honorario del Centro Delàs de Estudios por la Paz y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya. “Para ello se crearon el Mercado Común y después la UE”.