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La ultraderecha, a muerte contra el ecologismo

Vox, como el resto de sus homólogos europeos, presenta el Pacto Verde y la Agenda 2030 como "un plan de despidos masivos"

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Junio 2024 / 125
Prismáticos

Ilustración
Furiaaaaa

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Hace un año, a las puertas del 23-J, Vox se vio obligado a retirar una enorme lona de propaganda del centro de Madrid donde, además de proponer tirar a la basura el independentismo catalán y el feminismo, desechaba la Agenda 2030. Se trata de un acuerdo firmado por 190 países, en el marco de Naciones Unidas, que persigue un mundo menos desigual y más justo, y que se estructura en una serie de objetivos. Son los llamados ODS: desde erradicar la pobreza y el hambre hasta lograr la igualdad de género y una educación de calidad. La lucha contra el cambio climático y el salto a las energías limpias atraviesan esta agenda, que Santiago Abascal ha definido en más de un mitin como “una gigantesca traición al pueblo español y a todas las naciones desarrolladas”. O como “un plan de despidos masivos”.

Montada en las protestas del sector agrícola, como el resto de formaciones afines en Europa, Vox está llevando a cabo una cruzada que persigue derogar el Pacto Verde europeo, en nombre de “salvaguardar la soberanía, la rentabilidad empresarial, la prosperidad ciudadana y la pervivencia del modo de vida rural en todos los Estados miembros”. Así consta en la propuesta que, en febrero, presentaron sus eurodiputados en el Parlamento Europeo. El partido ve en la gran transformación de nuestra manera de producir y consumir una “imposición ideológica” por parte de las élites urbanitas y la tecnocracia de Bruselas, que a su juicio bebe del movimiento ecologista.

Rivalidad Vox-PP

Las movilizaciones del sector primario a las puertas de unas elecciones europeas han culminado, entre otras renuncias, en una flexibilización de los requisitos medioambientales de la Política Agrícola Común (PAC), además de en un pacto para simplificar las cargas administrativas. Los partidos ultra, y también los conservadores que se apuntan en parte a la música anti-Pacto Verde, lo han celebrado como un triunfo. El Partido Popular ha apostado igualmente por denunciar las disposiciones del pacto que “perjudican gravemente al sector primario”.  Es palpable la rivalidad para capitalizar el malestar en la agricultura y la ganadería: Vox ha llegado a acusar al PP de copiar  medidas suyas para vaciar el plan de la UE, y de apropiárselas en el Senado, habiéndolas rechazado en el Congreso.

‘Liberticidio’

La revisión de los acuerdos comerciales con países terceros para suspender la importación de productos que no cumplan las exigencias fitosanitarias exigidas en España es una de las principales reivindicaciones comunes.

"El argumentario se centra en el poder de comprar y la desindustrialización, apunta Neil Makaroff, experto asociado a la Fundación Jean Jaurès citado por Alternatives Economiques. “También se evoca el carácter liberticida de la ecología, pero este argumento más bien es una corriente de fondo que se declina en todos los temas”.

Eric Zemmour, líder de Reconquista, en Francia, rechaza “sacrificar nuestra industria automovilística”. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, arrastra los pies en la transición del motor de combustión al coche eléctrico. Alternativa por Alemania (AfD) habla de “la histeria irracional del CO2, que destruye nuestro modo de vida”. La sustitución de calderas de gas por bombas de calor, la rehabilitación de edificios, la restauración de espacios naturales y la fiscalidad sobre el carbono son otras bestias negras. Ya no se trata de negar el cambio climático, sino de relativizarlo y de rechazar los costes económicos y sociales  de la descarbonización. Nunca hablan de los costes de la inacción.