La UE y los países del sur global, que representan la mayor parte de la población mundial, han quedado desconcertados por la agresividad contra los derechos de los ciudadanos de todo el mundo de los primeros decretos de Donald Trump tras su vuelta a la Casa Blanca. Las medidas, que incluyen la salida de EE UU de los acuerdos internacionales sobre el clima y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectan directamente a los derechos en materia de medio ambiente, emigración, salud, comercio y a las libertades de las personas y empresas. Las consecuencias de las políticas del Gobierno de multimillonarios de Trump conducen a un mundo con menos derechos, más desigualdad y más pobreza.
Trump rompe con el acuerdo fiscal internacional alcanzado en 2021, tras una década de negociaciones en el marco de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que exigía una tributación mínima del 15% a las multinacionales. El acuerdo trataba de reducir moderadamente el expolio fiscal de las multinacionales en los países donde operan mediante el traslado de sus beneficios a los paraísos fiscales. Su aplicación debía haber proporcionado ingresos adicionales de 232.000 millones de euros, según el Observatorio Fiscal de la Unión Europea, que preside el profesor Gabriel Zucman.
El continuado proceso de concentración económica ha elevado la importancia de las compañías multinacionales, que ya generan más de un tercio de la producción económica mundial. En 2021, las grandes empresas trasladaron beneficios por valor de 1,4 billones de dólares (1,34 billones de euros) a paraísos fiscales, lo que significó que gobiernos de todo el mundo perdieran 348.000 millones de dólares de ingresos fiscales directos, según el Estado de Justicia Fiscal 2024, elaborado por la ONG Red de Justicia Fiscal. España, uno de los países que ya han aprobado la norma del 15%, obtendrá una recaudación adicional de 3.600 millones de euros anuales, según el Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha).
La Red de Justicia Fiscal considera que los impuestos son “la mejor herramienta que tenemos para organizarnos y vivir mejor, más sanos y más felices”. Y precisa: “El abuso fiscal transfronterizo es el mayor obstáculo para unos impuestos eficaces y progresivos” que resultan necesarios para “hacer frente a la crisis climática”. El memorando de Trump en materia fiscal significa perpetuar y legalizar el saqueo de las multinacionales a los países en que operan, apropiándose de los ingresos fiscales que les corresponderían.
El ataque de Trump a los acuerdos fiscales de la OCDE podría, sin embargo, producir un efecto inesperado a medio plazo. En efecto, el fracaso del débil acuerdo de la OCDE podría significar un impulso para el movimiento alternativo de los países del sur global que promueven un convenio fiscal internacional en Naciones Unidas y cuyas negociaciones formales deben empezar este año para lograr un acuerdo en 2027.
La extrema derecha
El desafío de Trump afecta de manera muy especial a la UE, en un momento de notable debilidad por los avances de la extrema derecha en Italia, ya en el poder, y con crecientes posibilidades de alcanzarlo en Francia y Alemania. Los riesgos para Europa no derivan solo de la amenaza de un aumento de los aranceles, lo que podría mermar significativamente las exportaciones de Alemania a EE UU, y frenar así la recuperación de la economía europea.
Europa se enfrenta a un desafío más profundo, como sería el de no poder aplicar sus propias leyes que tratan de establecer un modelo económico respetuoso con los derechos humanos y el medio ambiente. Los riesgos se concretan en la aplicación efectiva de directivas como la que regula la información sobre sostenibilidad que deben proporcionar las empresas (CSDR) de 2022 o la de Diligencia Debida (CSDDD) de 2024 que obliga a las compañías a disminuir los riesgos que pueden dañar los derechos humanos. También resulta de especial relevancia el Reglamento de Servicios Digitales (DSA) de 2022.
Ante la deriva reaccionaria estadounidense en tantos ámbitos, la UE debería establecer puntos de encuentro con otras potencias mundiales como India y China y con otros países de África y América. La Unión debe potenciar su propia integración y reforzar la defensa de los derechos que promueve, que son un referente de todos los países que viven en democracia o aspiran a ella.