Armas: más, mejores y europeas
Reducir la dependencia de EE UU en el terreno militar, como pretende la Unión Europea, no va a ser fácil. Hay prisa por conseguirlo
El repentino vuelco en el tablero internacional ha obligado a Europa a replantearse su política de defensa. Ante la pérdida de la protección que EE UU ha proporcionado al Viejo Continente durante ocho décadas, los responsables de la Unión consideran esencial aumentar el gasto en defensa, fabricar más armas en territorio europeo y reducir al máximo la dependencia de su antiguo aliado. Va a costar conseguirlo, pues los Veintisiete están aún lejos de ser autosuficientes en el terreno militar.
Aunque pueda parecer que el desplante de Donald Trump ha pillado desprevenidos a los líderes del Viejo Continente, lo cierto es que el rearme de la Unión lleva años en marcha, espoleado por estallido de la guerra en Ucrania y las primeras señales aislacionistas emitidas desde Washington. El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, en sus siglas en inglés) calcula que las importaciones de armas por parte de los socios europeos de la OTAN se han duplicado en los últimos cinco años. Solo en 2024, esos países gastaron conjuntamente la cifra récord de 326.000 millones de euros en armamento.
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