Capitalismo, nada más // Capitalismo, de cara y sin prejuicios
El serbioestadounidense Branko Milanovic, profesor de la gran universidad pública de Nueva York (CUNY), es un economista muy reconocido y quizá la mayor autoridad mundial sobre desigualdad. Pero en este luminoso libro muestra que es mucho más: es también un gran pensador y un extraordinario polemista.
Historia económica de la felicidad // Economía, ¿para qué?
La historia de la humanidad a través de una pregunta: ¿es posible alcanzar la felicidad?
Mi última batalla // Adanismo, nunca más
Un recordatorio en primera persona del durísimo mundo previo al Estado de bienestar.
Acompañando a Simone de Beauvoir// Feminista y mucho más
Una invitación a descubrir a Simone de Beauvoir, gran figura del siglo XX.
Empresas // El IBEX aún suspende en transparencia
Solo tres corporaciones aprueban en el reputado ‘ránking’ del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, que analiza el cumplimiento de la ley de información no financiera.
Comunicación política en tiempos de coronavirus // Una brújula nueva
El coronavirus, visto por expertos en comunicación política y el mundo digital.
Solidaridad o derrota
La respuesta al desafío del coronavirus y sus estragos económicos y sociales pasa por la cooperación a todos los niveles.
SOS por los colectivos con discapacidad intelectual
Durante el largo confinamiento provocado por la pandemia, las Administraciones apenas están teniendo en cuenta a los grupos vulnerables y con necesidades especiales, que en la práctica deben arreglárselas solos para salir adelante en condiciones aún más adversas que los demás.
Solidaridad o derrota
Es la solidaridad, estúpido!”. Casi tres décadas después del famoso (y tantas veces manoseado) latiguillo “¡Es la economía, estúpido!”, la fórmula secreta que permitió a Bill Clinton apartar de la Casa Blanca a George H. Bush, resulta que el elemento clave cuando las cosas van mal dadas de verdad es, en realidad, la solidaridad.
Empresarios, es duro pero hay que parar (o producir respiradores)
El confinamiento es una medida extrema pero necesaria no solo por motivos de salud, sino también para poder reactivar antes la economía. Urgen ayudas del Gobierno, maniatado por la pérdida de soberanía monetaria, pero solo deben seguir operativas las empresas capaces de reorganizarse para producir mascarillas, respiradores y todos los servicios esenciales.