La revolución del trabajo no pasa por casa
La pandemia ha acelerado la búsqueda de sentido (y revela su ausencia) en la actividad laboral
La pandemia ha acelerado la búsqueda de sentido (y revela su ausencia) en la actividad laboral
El decrecimiento como respuesta a las promesas fallidas con relación al trabajo
Teletrabajo: El auge de la actividad a distancia podría acabar al fin con la idea de que el único trabajo real es el que se realiza en la esfera pública y se remunera.
Más de dos millones de personas han seguido cursos en el último año, muchas durante el ERTE.
Industria 4.0: La segregación de género en la economía real se está reproduciendo en la digital. Para evitar mayor desigualdad, polarización y precariedad, los planes de digitalización deben tener en cuenta el impacto dispar que esta tiene sobre el empleo.
La covid-19 es como tirar una piedra a un río. El primer impacto rompe la superficie del agua y después se genera una onda que toma la forma de círculos en expansión.
Las empresas harán bien en iniciar el curso manteniendo en casa a todos los empleados que puedan para evitar males mayores y facilitar que los niños vayan al colegio.
“Trabajar desde casa comenzó como una respuesta a corto plazo a la covid-19, pero la tendencia probablemente perdurará, con implicaciones sociales, comerciales y de mercado”, dicen desde Morgan Stanley, después de realizar un estudio exhaustivo sobre las consecuencias del teletrabajo.
Las encuestas que se han hecho gracias al confinamiento, tanto de sindicatos como de empresas y gobiernos, muestran que teletrabajar puede ser positivo. Pero no todos los días. Y en orden.
Lo digital y lo político están cada vez más mezclados. La cuestión a dirimir es si la sociedad tendrá que adaptarse a las condiciones que impongan los gigantes de la red.
La experiencia laboral en confinamiento se presenta como un ensayo general improvisado del empleo remoto en un mundo 'poscrisis'.
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