Lo que ocultan o deforman los defensores de la austeridad presupuestaria
Las políticas de contención del gasto público a ultranza, presentadas como saludables e ineludibles, deben ser impugnadas por sus devastadoras consecuencias económicas y sociales
Estoy a años luz de los que sostienen que los titulares o encabezamientos simplemente enuncian temas o asuntos a tratar, sin entrar ni condicionar los contenidos. Por el contrario, importan a la hora de perfilarlos; ni mucho menos son objetivos o neutrales. Esto resulta especialmente cierto en el ámbito de las denominadas ciencias sociales y en concreto de la economía, que siempre tiende a presentarse con un halo de objetividad.
Una de las expresiones más frecuentadas y de hecho aceptada por tirios y troyanos, es el de “austeridad presupuestaria”. Un titular que parece a primera vista obvio e inocente. Apela a una práctica que, cabría señalar, es objetivamente beneficiosa, pues, en oposición a la cultura del despilfarro, invita a ser comedidos en el gasto, ¡puro sentido común… en apariencia! La exigencia de austeridad sería, desde esta perspectiva, el kilómetro cero de cualquier reflexión razonable y razonada.
Las cosas, sin embargo, no son tan claras como pretende este planteamiento.
En primer lugar, porque la apelación a la austeridad presupuestaria, a las bondades de la misma, oculta una práctica muy...