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Odisea por un espacio

Las exigencias y abusos de caseros e inmobiliarias se multiplican, en un contexto de precios disparados y mucha más demanda que oferta de alquiler

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Mayo 2024 / 124
Astronauta puerta maleta

Ilustración
Furiaaaaa

María G., una joven en la treintena, divorciada y con un hijo pequeño, ha conseguido alquilar un piso en Molins de Rei (Barcelona), por el que paga 1.080 euros al mes, cuando la inmobiliaria que se apiadó de su caso consiguió convencer a la propietaria de que la eligiera a ella como inquilina metiendo a su padre en el contrato, como si fueran a compartir piso, previas pesquisas sobre la situación financiera del progenitor. La única opción alternativa que le daba para no quedarse sin casa era obtener un aval de alguien que cubriera toda la vida del contrato. "Nunca pensé que encontrar un sitio donde vivir fuera a convertirse en un problema para mí", confiesa María, que tiene un puesto de responsabilidad en una empresa, un salario por encima de la media hasta con reducción de jornada (1.800 euros) e incluso la mitad de una vivienda que en el pasado compró con su expareja. Ni siquiera buscaba en el centro de una gran ciudad. "Las agencias me decían que si no ganaba entre 2.500 y 3.000 euros, nada, y que cada vez hay menos pisos. Con un niño pequeño, no quería meterme en una habitación. Con las fianzas que te piden y...

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