La publicación casi coincidente en el tiempo de tres declaraciones de alto nivel sobre la necesidad de regular la inteligencia artificial (AI) es una buena noticia, pero no tanto como en mi opinión hubiera sido deseable. Siendo brotes verdes, creo lo son menos que los reseñados en la Trastienda de la pasada semana.
Tres documentos: Una orden ejecutiva del Presidente Biden, una declaración de los líderes del G-7 en el contexto del denominado como “Proceso de Hiroshima” y el comunicado de la cumbre de Bletchley sobre la IA convocada por el Gobierno británico. Entiendo que el proceso de acordar esos documentos habrá sido laborioso. Ello no les exime de someterse a un mínimo análisis crítico, que es mi objetivo en esta columna. Invito de todos modos al lector a formarse su propio juicio a partir de la lectura de los textos originales, a los que puede acceder por medio de los enlaces incluidos en el texto.
La orden ejecutiva del Presidente Biden, cuyo objetivo incluye el de "avanzar el liderazgo de los EEUU en el mundo", impone a las empresas de IA la obligación de compartir con el Gobierno “información crítica”...