Partamos de tres tipos de capitalismo: 1) de accionistas, orientado a maximizar el beneficio, 2) de Estado, donde el sector público gestiona la economía y 3) de stakeholder, donde las empresas coordinan lo diferentes intereses.
En la década posterior a la crisis, el poder y los derechos de los trabajadores han seguido deteriorándose, al mismo tiempo que la brecha social ha continuado ensanchándose con unos trabajadores jóvenes cada vez más precarios.