Un brusco fallo del sistema inmunitario agrava la enfermedad
Ocho días después de la aparición de los síntomas algunos contagiados por el coronavirus sufren un empeoramiento a causa de la inflamación de los alveolos pulmonares.
Ocho días después de la aparición de los síntomas algunos contagiados por el coronavirus sufren un empeoramiento a causa de la inflamación de los alveolos pulmonares.
Se atribuye a Peter Drucker la afirmación de que hay sólo tres cosas que ocurren espontáneamente en una organización, y por extensión en un colectivo o una sociedad: desorientación, fricción y resultados por debajo de lo esperado. Lo que se espera pues de los líderes, más aún en tiempos difíciles, es que proporcionen orientación, faciliten la resolución de las fricciones y que su actuación produzca los resultados deseados.
La economía social y solidaria pide poner el foco no solo en abordar las consecuencias de esta crisis, sino también en las causas que nos han llevado hasta aquí. Y a través de REAS lanza una guía de materiales, colaborativa y en permanente construcción, que sirve como lista de consulta pero que puede ser muy útil también como fuente de inspiración para su réplica.
Desde Italia
“Mañana finalmente me podré quedar en casa con mi hijo”. Davide tiene 40 años recién cumplidos y un hijo de 4. Hasta ahora el niño se ha quedado con el abuelo en los días pares y con la madre del niño, de la que Davide se separó hace unos meses, en los días impares. Él tenía que ir a trabajar.
A raíz del debate en el Congreso de los Diputados sobre las medidas aprobadas por el Gobierno para mitigar los efectos socioeconómicos del coronavirus en España, desde Amnistía Internacional vemos tres prioridades fundamentales: protección frente a desalojos, también para las personas inquilinas; protección y refuerzo de todo el personal sanitario, y adopción de medidas especiales para garantizar que no queden atrás colectivos vulnerables como víctimas de violencia de género y personas migrantes y solicitantes de protección internacional.
Algunos parecen dedicar más energía a criticar al Gobierno que a sumarse al gran esfuerzo necesario para salvar vidas. Pero el desborde es mundial: la realidad es que ninguna familia ideológica puede sacar pecho.
Desde Italia
El propio jefe de la Protección Civil italiana, Angelo Borrelli, ha confirmado lo que muchos temían: las cifras de los contagiados por Covid-19 no son realistas. En una entrevista publicada en el diario La Repubblica, reconoce que los números son otros. “La epidemia", asegura, “va más rápido que nuestra burocracia”. Admite así que el parte que él mismo lee todos los días a las seis de la tarde no se ajusta a lo que está pasando. “Los contagiados anoche eran alrededor de 63.000 pero es muy creíble que se pueda considerar que por cada enfermo confirmado haya otros 10 no confirmados”, dice.
Estos días, la castigada ciudad china de Wuhan, capital de Hubei, está empezando a recuperar la normalidad, dos meses después de que las autoridades suprimieran el transporte público, tanto dentro de la ciudad como con el exterior, y obligaran a los ciudadanos a quedarse en sus casas. Cuando se tomaron esas decisiones los casos confirmados de covid19 eran 375 en la región y 571 en toda China. Es muy probable que hubiera más enfermos, pero el orden de magnitud era ese.
La peor parte de la epidemia se la llevan los enfermos, que en Italia son ya casi 60.000, de los cuales han fallecido 5.476. Pero no son los únicos perjudicados. Las historias de tres trabajadores por cuenta propia dan idea del otro drama social.
Todos los modelos de éxito en la lucha contra la pandemia de Covid-19 son asiáticos: los pequeños países del entorno de China, como Taiwán y Singapur, que impusieron desde el principio controles estrictos para cualquier viajero procedente de la superpotencia asiática; Corea del Sur, que se despistó al principio pero luego ha basado su estrategia en test masivos, y China, foco irradidor de la pandemia, que ha cortado por lo sano mediante el bloqueo de territorios y la paralización de toda actividad no relacionada con la enfermedad.
La cifra de contagios totales, tanto sintomáticos como asintomáticos, puede situarse en torno a los 100.000.
Desde Londres
Escribo esto a toda prisa, como todo lo que se está escribiendo sobre Covid19. Fuera de China, la mayoría de nosotros solo empezamos a tomarnos en serio esta amenaza las últimas dos semanas. Los científicos y los políticos no saben suficiente sobre la dimensión del problema y, mucho menos, acerca de sus soluciones. El presidente español confesó que "quien asegure saber lo que hay que hacer en esta emergencia no aprenderá nada de ello". En circunstancias normales, estas declaraciones serían profundamente preocupantes. Sin embargo, hoy su franqueza me parece extrañamente tranquilizadora.
El último Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias ya advertía que no estábamos preparados para una pandemia.
Desde Italia
La noticia ha caído como un jarro de agua fría: Italia supera ya a China en número de muertos (más de 4.000). En el debate sobre por qué hay más fallecimientos pese a haberse contabilizado la mitad de contagios se apuntan diversas razones: diferencias genéticas, una población más envejecida (en 2018 Italia era ya el segundo país del mundo con más ancianos, después de Japón) o quizá que la detección de contagiados se ha hecho con menos rigor.
Justo en el momento en que la colaboración entre las dos grandes potencias mundiales podría ser clave para frenar el avance del coronavirus, las relaciones entre EEUU y China atraviesan uno de los peores momentos de las últimas décadas. Los líderes de ambos países tratan de tapar los errores cometidos en la gestión de la pandemia con el intercambio de acusaciones, la diseminación de teorías conspirativas y apelaciones al patriotismo.
Es cada vez más evidente que la crisis del Covid-19 nos está cambiando la vida hoy y que tendrá consecuencias para el futuro.
China ha dejado de registrar contagios locales del coronavirus y ya sólo se registran casos importados. Ha pasado la reválida de gran potencia capaz de superar cualquier adversidad y ahora ofrece su ayuda a otros países, incluidos los europeos. Con el triunfo chino son ya tres los modelos que han demostrado ser eficaces en la lucha contra el temible SARS CoV2.
Desde Italia
“Demasiada gente por las calles”. Esta fue la primera impresión que se llevaron los médicos chinos a su llegada hace una semana directamente desde el epicentro del coronavirus para ayudar al pueblo italiano.
La situación de emergencia que vivimos nos obliga a avanzar hacia una “economía de guerra” a la vez que extremar las precauciones para evitar abusos.
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