Las Chicas del cable narra la historia de un grupo de trabajadoras de la Compañía Telefónica en Madrid entre la década de 1920 y el inicio de la dictadura de Franco. El contexto es el de una España convulsa, en plena lucha de clases, donde explotan todas las tensiones de un país semiatrasado que intenta asomar la cabeza en el planeta del desarrollo y la libertad.
Telefónica es, según una sentencia del Juzgado de lo Social número 12 de Barcelona, responsable de un sistema de subcontratación irregular en el que mantiene falsos autónomos.
Las grandes empresas se desprenden de sus empleados de más edad pese a la supuesta mejoría económica del país y el aumento de los beneficios.
Un acuerdo a medias: Mientras los sindicatos mayoritarios UGT y CC OO llegan a un acuerdo, los obreros del Correscales siguen buscando mejoras.
Los trabajadores de telefónica vuelven a la carga en la lucha por sus derechos laborales, en el Correscales, una carrera de relevos de 800 km, que se recorre de Bilbao a Barcelona. La idea es llegar a Barcelona justo cuando se celebra el World Mobile Congress, del 22 al 25 de febrero.
Los trabajadores de las subcontratas de Telefónica siguen protestando por sus condiciones laborales. Después de la huelga ya replegada de marzo, vuelven. Tras un período de reorganización, ahora se disponen a dar un nuevo asalto, y lo empiezan con el Correscales, una carrera de (...)
Huelga: La compañía encarna el paradigma organizativo flexible del que pende una cadena de subcontratas, con riesgo de deterioro laboral y cesión ilegal de empleados.
Uno de los grandes problemas de nuestro tiempo es pensar que existen soluciones fáciles a problemas económicos muy complejos
El diseño del regulador decidido por el gobierno coincide con el que PWC propuso por encargo del ex monopolio
Telefónica dejó de ser un monopolio, pero se le ha blindado el mercado español para financiar su expansión internacional
Mientras las joyas de la corona que lideraron la internacionalización de la España del ‘pelotazo’ caen en manos internacionales, la segunda ola de ventas de empresas públicas se incentiva con jugosos salarios variables a sus directivos.
Opacidad España afronta el ajuste más duro de su historia sin contar con la riqueza que descansa en los paraísos fiscales.
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