Los BRICS agitan el tablero mundial
Las economías emergentes amplían su alianza para restar peso a EEUU y sus socios. China se consolida como aspirante a superpotencia y Rusia reduce su aislamiento
El club formado por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica, conocido por el acrónimo BRICS, tendrá a partir de enero seis nuevos miembros: Arabia Saudí, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. ¿Qué persigue la ampliación de un grupo tan heterogéneo y con intereses a menudo contrapuestos? Para empezar, servir de contrapeso a EE UU y sus socios europeos, que han dominado el orden mundial durante décadas. La jugada es un éxito para China, que gana aliados en sus aspiraciones de convertirse en superpotencia, y también para Rusia, que consigue reducir su aislamiento por la guerra de Ucrania.
La extensión de los BRICS acelera el desplazamiento del centro del poder político y económico hacia China y su sistema de autocracia capitalista. Es un cambio de dirección impulsado no solo por las aspiraciones expansionistas de su presidente, Xi Jinping, sino por el desprestigio de las democracias occidentales —acentuado tras el paso por el poder de Donald Trump en EE UU y Boris Johnson en Reino Unido—, las dificultades de la Unión Europea para consolidarse como un actor relevante en la esfera global y...