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Los hogares se ponen de perfil

La falta de información y de incentivos, la propia estructura del mercado y  las dificultades para llegar a fin de mes complican las renovaciones

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Enero 2025 / 131
Balcones reformas

Ilustración
Lola Fernández

La falta de información, así como la debilidad de un sector que dé respuestas a una todavía inexistente cultura de la renovación, son las principales razones que explican el retraso en la rehabilitación de viviendas y de ahí la urgencia en implementar oficinas de ventanilla única  (véase la página 36). Pero una vez superada esta valla, quedarían todavía otros escollos para acelerar el ritmo, que tienen que ver sobre todo con el acceso a la financiación: con toda la información ya disponible, la probabilidad de llevar a cabo la renovación acaba dependiendo de que se perciba como una operación rentable y de la capacidad de afrontar el gasto.

Para intentar afinar el tipo de herramientas a ofrecer en cada caso, puede ser útil distinguir perfiles de viviendas según las probabilidades de acometer la rehabilitación. Para ello, el documento de Revo-Prosperidad Sostenible sugiere una metodología que permite distinguir entre cuatro grupos de viviendas, en función de si la renovación saldría rentable y de si podría costearse, así como contar con una estimación aproximada del número de viviendas de cada grupo sobre el total de 13 millones susceptibles de renovación. Tanto la metología como el cálculo se exponen con detalle en la versión completa del informe.

Grupo 1: probabilidad alta (19% de las viviendas)

En el grupo superior izquierdo  se sitúan los hogares para los que es económicamente rentable llevar a cabo la renovación energética y pueden costearla. Incluye familias que viven en zonas climáticas en las que el gasto en calefacción es elevado debido a los duros inviernos, y propietarios de viviendas acomodados, con ahorros o buen acceso al crédito para sufragarla.

Aun así, ello no implica que se tome la decisión de llevarla a cabo, sino únicamente que se está en disposición de hacerla y que supondría una operación rentable que aportaría, además, ganancias en confort, salud, salida de la pobreza energética y, por supuesto, la reducción de las emisiones de CO2 y de la consiguiente huella de carbono.

Grupo 2: probabilidad media-alta (31%)

En el grupo superior derecho del cuadro están los hogares que podrían permitirse la renovación energética de su vivienda, pero a los que no les merece la pena en términos meramente económicos. En este grupo tenemos a los hogares de zonas climáticas en las que el gasto en calefacción no es elevado, y a los caseros.

Es muy poco probable que los caseros renueven sus propiedades por dos razones: por un lado, por tratarse de un claro caso de incentivos divididos, que consiste en que el coste de la renovación lo tendría que asumir el casero, pero el beneficio de vivir con mayor confort y facturas energéticas más bajas lo tendría el inquilino. Por el otro, difícilmente podría el casero incrementar más el precio del alquiler para repercutir el coste de las reformas, debido a que las tasas de esfuerzo ya son bastante insoportables para la mayoría de los inquilinos y a los límites en las zonas tensionadas derivadas de la ley de vivienda. Esta situación priva a una parte importante de los caseros de suficiente incentivo .

Grupo 3: probabilidad media-baja (16,5%)

Los hogares en este grupo están en viviendas y zonas climáticas en las que vale la pena renovar , pero se caracterizan por tener dificultad para llegar a fin de mes. A veces no tendrán ahorros o ingresos suficientes como para afrontar el gasto, ni acceso al crédito.

Estos hogares tienen un beneficio potencial, que comparten con los incluidos en el grupo 1 (probabilidad alta), y es que la renovación de la supondría un incremento en la valoración del inmueble, ya que permitiría una reducción en las facturas de energía y, por tanto, de los gastos operativos de utilizar la vivienda.

Dicha valoración superior, con respecto a otra vivienda de las mismas características que tenga una baja eficiencia energética, puede facilitar la obtención de financiación utilizando instrumentos financieros adecuados. Esta posibilidad se vería favorecida por el hecho de que se ha comprobado que los hogares con una vivienda eficiente a nivel energético tienen una ratio de morosidad en las hipotecas inferior a la de los hogares con viviendas ineficientes en todos los niveles de ingresos.

Sin embargo, una parte de este grupo serán hogares que viven de alquiler, con lo cual no pueden renovar su vivienda habitual.

Grupo 4: probabilidad baja (33,5%)

En este grupo coinciden los hogares cuyas viviendas y zonas climáticas son tales que la renovación energética no les merece la pena en términos económicos, pues el gasto en calefacción no es elevado y los ahorros energéticos esperados no están a la altura de los costes de renovar.

Además, las familias que viven en esa vivienda están en una situación socioeconómica en que le resulta muy difícil asumir el coste ante las dificultades por llegar a fin de mes, ya sea por falta de ahorros, ingresos insuficientes, deudas excesivas o falta de acceso al crédito, que puede ser debido también a la edad avanzada.

El bajo nivel de estudios también puede dificultar el llegar a conocer las subvenciones y el análisis coste-beneficio. Asimismo, este grupo incluye hogares que viven de alquiler, con lo que es indiferente que sea rentable o no renovar la vivienda, ya que la decisión le corresponde al propietario.

Para aumentar las renovaciones habría que combinar dos tipos de medidas: las dirigidas a hacerlas más rentables y las que aspiran a que sean más asequibles.

Imagen
Tabla posibilidades

Este dossier se ha elaborado a partir de la investigación Perfiles sociales y financiación de la renovación energética de viviendas. Ha sido redactado por la economista Susana Martín Belmonte para Revo-Prosperidad Sostenible con el apoyo de la European Climate Foundation, y han patrocinado esta síntesis para la revista. La responsabilidad del dossier es de Alternativas económicas, que lo ha elaborado con sus propios criterios periodísticos.