Mayores, no inútiles
Las empresas siguen rechazando a la gente de más edad, pero quizás tengan que cambiar pronto de actitud
Si los sondeos no se equivocan y no salta la sorpresa a última hora, Joe Biden y Donald Trump se disputarán en noviembre próximo la presidencia de EE UU. Resulta paradójico que mientras la primera potencia mundial se dispone a elegir entre un candidato octogenario —Biden tendrá 81 años el día de las elecciones— y otro que casi lo es —Trump habrá cumplido los 78—, grandes empresas de todo el mundo estén prescindiendo de sus empleados más veteranos, a menudo en plenitud de facultades.
A finales de diciembre, Telefónica y los sindicatos llegaron a un principio de acuerdo sobre un Expediente de Regulación de empleo (ERE) que afectará a casi 3.500 empleados mayores de 55 años. Iberdrola hizo lo propio en verano y abrió la puerta de salida a más de 3.000 trabajadores con 58 años cumplidos. Son sólo dos ejemplos de lo que empresas y bancos llevan décadas haciendo: eliminar puestos de trabajo ocupados por personas con experiencia con el objetivo de reducir costes salariales, reemplazando a gente de plantilla con trabajadores de subcontratas peor pagados y con condiciones laborales precarias.
El mercado laboral...