¿Trump 2ª parte? Difícil, pero no imposible
El multimillonario conserva el apoyo de sus fieles, pero su calvario judicial puede truncar sus planes de volver a la Casa Blanca
El multimillonario conserva el apoyo de sus fieles, pero su calvario judicial puede truncar sus planes de volver a la Casa Blanca
Cómo Putin y otros ex agentes secretos se hicieron con el poder y luego sometieron al dinero.
Dinero: Hace falta otro sistema monetario mundial que refleje la nueva realidad geopolítica.
Los antiguos guionistas de Hollywood denominaban “dead meat”, literalmente “carne muerta”, al personaje simpático destinado a fallecer antes del final de la película. Como no podían cargarse al protagonista, conseguían la lagrimita del público matando a alguien cercano y querido, generalmente su mejor amigo.
El exvicepresidente de EE UU Al Gore opina que la obra de Carson marca el inicio del movimiento ecologista en el país.
Las ideas estúpidas son prácticamente inmortales. Da igual que se demuestre una y otra vez, con fracasos rotundos, su estupidez esencial: al cabo de un tiempo resurgen como nuevas. Es el caso de las operaciones coloniales con supuesto afán civilizatorio.
Más deuda, más impuestos, más gasto. Estos son los tres ejes de la acción del presidente estadounidense.
Es el impuesto mínimo de sociedades que la Administración Biden ha propuesto para todo el mundo. Este giro facilita un acuerdo, aún lejano, en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre la fiscalidad de las multinacionales.
Interesante y sucinto retrato político y humano del nuevo presidente de EE UU.
Para limitar los estragos de la pandemia, que con tanta dureza golpea a EE UU, el nuevo presidente propone un plan de ayuda de 1,9 billones de dólares. ¿Será suficiente?
Harry Truman fue un presidente impopular. Hay que entenderlo: ordenó el lanzamiento de dos bombas atómicas, (el único ser humano que carga con esa responsabilidad hasta la fecha), ganó la Segunda Guerra mundial pero inmediatamente después tuvo que iniciar la Guerra Fría, incluyendo las guerras de Indochina (más tarde llamada Vietnam) y Corea, creó el Plan Marshall, fue decisivo en la fundación de la ONU y la OTAN, manejó una Administración bastante corrupta y fue incapaz, aunque lo intentó, de combatir el racismo estructural en Estados Unidos. Con tanto lío no hay quien sea popular. Los historiadores, sin embargo, le han rehabilitado parcialmente.
El alivio por la salida de Donald Trump de la Casa Blanca puede llevar a la tentación de tirar del refranero popular: “muerto el perro, se acabó la rabia”. Sería un error. Por demagogo y disparatado que sea Trump, ha sabido explotar un sentimiento real de abandono y falta de horizontes en franjas importantes de la clase obrera, que de pronto quedaron rezagadas como meros daños colaterales de la modernidad. Trump ya no está, pero las causas que lo propulsaron permanecen y es imperativo abordarlas.
Hasta 15 países de Asia y Oceanía firman un acuerdo que engloba a 2.200 millones de consumidores y reafirma la estrategia de Pekín para erigirse en potencia dominante y marginar a EE UU.
El presidente electo, Joe Biden, se dispone a tomar las riendas del país con la promesa de aprobar nuevos estímulos a la actividad económica, reducir las desigualdades de renta y mejorar las condiciones laborales.
El corresponsal de The New York Times repasa una década de trabajo en España.
El demócrata pretende dar un giro de 180 grados en cuestiones como el coronavirus, el medio ambiente y la política exterior, pero tendrá escaso margen de maniobra si los republicanos revalidan su mayoría en el Senado.
El pasado 7 de noviembre, el demócrata Joe Biden fue reconocido por los medios de comunicación como ganador en las elecciones presidenciales de EE UU, y este hecho abre una nueva etapa. Se ha entrado en un complejo y tenso traspaso de poderes que debe culminar el 20 de enero de 2021. El todavía inquilino de La Casa Blanca, Donald Trump, no está dispuesto a tirar la toalla. Muy al contrario, ya ha puesto en práctica un ambicioso plan de muchos millones de dólares para gestionar y cubrir los gastos de un ejército de abogados, investigadores, analistas y técnicos de numerosas especialidades que tratan de demostrar que ha habido fraude. Tiene hasta el 8 de diciembre para intentarlo.
Joe Biden pretende dar un giro de 180 grados a la gestión de Donald Trump, pero no lo va a tener fácil. Todo indica que sus rivales republicanos van a conservar la mayoría absoluta en el Senado, lo que le obligará a librar una durísima batalla para sacar adelante su agenda en materia de economía, sanidad, educación y política exterior. Biden deberá desplegar sus dotes de hábil negociador —labradas durante tres décadas como senador y ocho años como vicepresidente— para rebajar la tensión y restablecer un clima de colaboración entre los poderes ejecutivo y legislativo.
El país de las barras y estrellas ejerce su dominio en muchos terrenos, pero este ya no es tan aplastante como solía ser. Su prestigio ha caído en picado durante la presidencia de Trump.
Recibe cada mes la revista en casa y ten acceso a todos los contenidos online.