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Cómo los fondos de inversión han desequilibrado la industria cerámica de Castellón

La sustitución del empresariado local por grandes grupos financieros afecta de forma directa al valor generado por la actividad económica y a la sostenibilidad del territorio

 

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Juan Emilio Prades Bel

La importancia y protagonismo de los fondos de inversión en nuestra economía ya han sido tratados por un gran número de publicaciones1. Esta literatura suele describir el crecimiento de los fondos y como estos han ido penetrando en diversos sectores económicos. También, desde una perspectiva crítica, se nos alerta de algunas de las principales consecuencias de este fenómeno: la concentración de la propiedad en diversos sectores económicos, la penetración en los servicios públicos o el aumento del riesgo sistémico en el sector financiero, entre otras. 

Dentro de esta misma línea, ahora pretendemos analizar un caso concreto, el denominado clúster cerámico de Castelló de la Plana, y ver con cierto detalle cómo los fondos penetran en sistemas industriales locales alterando su equilibrio previo. La sustitución del empresariado local por los grandes grupos financieros afecta de forma directa, sin duda, a la apropiación del valor generado por la actividad económica y a la propia sostenibilidad del territorio.

Por contextualizar el caso, podemos decir que en tres comarcas de Castelló de la Plana (La Plana Alta, la Plana Baixa, y L'Alcalaten), con una superficie que no va más allá de 500 km2, se concentra la casi totalidad de la industria española de pavimento y revestimiento cerámico (alrededor de un 95%). De hecho, esta localización supone unos de los centros de producción de cerámica industrial más importante del mundo, junto con otras localizaciones situadas en Italia, China o la India. 

Aunque existen antecedentes de producción cerámica, se puede establecer la década de los años 60 del siglo pasado, al amparo del crecimiento del sector de la construcción español, como el momento del despegue de la industria cerámica de Castelló. Las décadas siguientes se caracterizaron por un crecimiento continuado del sector: importantes mejoras tecnológicas, internacionalización y creación de un entramado institucional muy activo con presencia de un gran número de instituciones público-privadas de apoyo, entre otros avances. Esta evolución ha convertido el clúster de Castelló en uno de los jugadores clave en el mercado internacional de la industria, con una tasa de exportación cercana al 80% para el producto final.

Desde un primer momento, este sistema territorial se ha identificado con los modelos territoriales de Distrito Industrial (Becattini, 1979) o Clúster Industrial (Porter, 1990). Estos modelos, frente a la acumulación de capital en grandes empresas integradas, suponen una distribución interna de actividades de la cadena de valor del proceso productivo entre grupos de empresas, donde se combina la competencia con la cooperación. Son procesos emergentes sin un liderazgo claro ni empresarial ni institucional, con un dominio de las empresas pequeñas y medianas. 

Este modelo de desarrollo endógeno y basado en el empresariado local de carácter familiar ha sido protagonista y responsable de la evolución de esta industria durante décadas. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un doble fenómeno que ha venido a alternar esta caracterización del clúster: la reducción drástica del número de empresas (concentración empresarial) y, por otro lado, la entrada de capital foráneo mayoritariamente a través de los fondos de inversión. Ambos fenómenos están en la base del cambio en la estructura interna del clúster que ha provocado una serie de efectos significativos en la industria y, de forma particular, sobre los potenciales beneficios de estas actividades económicas en el territorio.

Nuestro estudio2 se ha centrado en las dos actividades principales del clúster: los fabricantes de pavimento y revestimiento cerámico (producto final) y los fabricantes de esmaltes y colores cerámicos (principal input de producción). 

Respecto a la reducción del número de empresas, de las dos actividades principales del clúster y desde el momento con mayor número de empresas hasta ahora, ej el primer grupo, se ha producido una reducción del 55% pasando de 180 a 81 empresas. Respecto a la segunda actividad, la reducción ha sido del 32% (pasando de 28 a 19 empresas). Como resultado, las 5 empresas (grupos empresariales) principales suponen el 60% del primer subsector de fabricantes en términos de producción y volumen de negocio, mientras en la segunda actividad (esmaltes y colores) sólo el primer grupo empresarial alcanza ya una cuota cercana al 60%. 

Cabe señalar que esta reducción del número de empresas y la consiguiente concentración empresarial ha ido acompañada de un crecimiento significativo en términos globales de producción y volumen de negocio; decir, que nos encontramos con un crecimiento que no ha ido acompañado de la creación de nuevas empresas, como se podía esperar y como había sucedido en períodos anteriores, lo que, por otra parte, nos puede indicar la existencia de importantes barreras de entrada. Cabe recordar, por ejemplo, que a mitad de la década de 2000, de las 180 empresas de producto final existentes, ninguna de ellas significaba más del 3% o 4% del negocio total (ni siquiera el grupo Porcelanosa, que era en aquel momento el grupo de referencia), o que el primer grupo empresarial del subsector de esmaltes y colores solo representaba entonces alrededor de un 12% del total. 

En cuanto al segundo cambio significativo del clúster, puede observarse en el intenso proceso de adquisiciones de empresas. Para el período que abarca desde 2010 hasta el momento actual, hemos podido identificar hasta 65 operaciones que suponen un valor de las compras total de 6.251 millones de euros. Si consideramos el valor económico de las operaciones, los fondos de inversión suponen un total de 4.528 millones de euros (72%), corporaciones industriales multinacionales 1.017 millones de euros (17%), y los grupos locales 706 millones de euros. Podemos confirmar que, en términos de valor de las inversiones, el 89% del total corresponde a adquisiciones realizadas por compañías externas al clúster, es decir fondos o corporaciones globales, muchas de ellas también participadas por fondos de inversión. Además, el 71% del valor de estas compras han ido a empresas que eran ya propiedad de empresas externas mayoritariamente ya adquiridas en el mismo período considerado, lo que nos informa de operaciones de inversión a corto plazo y del escaso peso del capital local en el proceso. Esta visión a corto plazo de las inversiones la confirma el dato de que el tiempo medio de permanencia de las inversiones de los fondos es de poco más de 4,5 años. Por otra parte, y paralelamente, la espiral de precios se evidencia por la cuantía de las plusvalías obtenidas en las distintas operaciones, donde algunas suponen valores cercanos a diez veces el valor del ebitda de la empresa adquirida. 

A modo de resumen y después de analizar las 65 operaciones, podemos describir su perfil dominante: las operaciones se ha producido en las actividades principales de producto final y de fabricantes de esmaltes y colores cerámicos, siendo marginales las operaciones en otras actividades, como es el caso de la fabricación de maquinaria cerámica. Por otro lado, las compras, han sido realizadas por compañías externas, y particularmente por fondos de inversión. Las adquisiciones suponen la compra de la totalidad de la empresa adquirida. En todo caso, el precio de la compra podemos considerarlo como precio de mercado. Sólo en casos muy excepcionales se trata de compras de empresas con dificultades financieras. Por último, se confirma que son operaciones a corto plazo, con el objetivo de generar ganancias de capital o plusvalías en las operaciones sin un compromiso empresarial a largo plazo. 

Frente a estos cambios, nos hemos interesado por las opiniones expresadas por los actores representativos del clúster3. Estos, de manera casi unánime, valoran positivamente el proceso de adquisiciones y concentración empresarial. Entre las instituciones y organizaciones más favorables al proceso se encuentran las asociaciones empresariales y las propias empresas consultoras. Por otro lado, se pueden encontrar opiniones más matizadas en representantes de instituciones públicas como la Administración autonómica y la Universidad. 

En cuanto a los factores que determinan el fenómeno, también de manera mayoritaria se habla del atractivo, rentabilidad y grado de internacionalización de las empresas del clúster, lo que refuerza el mensaje positivo. Sin embargo, también existe una visión complementaria que habla desde el lado de la demanda, de una situación excepcional con una gran liquidez (para algunos excesiva) de los mercados financieros internacionales. 

Con respecto a los efectos positivos que los representantes institucionales consideran que el proceso tendrá, se pueden destacar: la mejora de los resultados empresariales, ventajas de tamaño, como la generación de economías de escala, mejorar de las dinámicas competitivas del clúster, la mejora de la capitalización de las empresas y el mantenimiento del empleo y aunque son mucho más minoritarios, casi marginales, algunos de los actores del clúster ven algunos riesgos o desafíos que el proceso de concentración empresarial podría conllevar. 

Entre los riesgos y desafíos, los posibles conflictos de las culturas empresariales, la dificultad en encontrar sinergias entre las empresas, también la pérdida de arraigo de las empresas en el territorio, y finalmente, el riesgo evidente de movimientos especulativos detrás de algunas de las operaciones. En este sentido, podríamos establecer dos perspectivas, no necesariamente coincidentes. Por un lado, las valoraciones que se centran en el impacto del proceso para las empresas afectadas y, por otro, los que atienden al efecto global, para el territorio en su conjunto

Desde nuestro punto de vista, estas opiniones son, en algunos casos, interesadas (responden a los intereses de las empresas implicadas) y, en otras, faltas de información, sin una valoración rigurosa del proceso y sus efectos sobre el territorio a medio y largo plazo. En el siguiente punto trataremos de sistematizar los efectos negativos que encontramos en el proceso descrito.

En primer lugar y de forma general, los cambios comentados han venido a romper con el denominado modelo de clúster y distrito industrial con el que se había identificado la industria cerámica de Castelló, dando paso a un modelo concentrado, con una sustitución del empresariado local y la deslocalización de los centros de decisión. En concreto, los efectos que podemos observar de los cambios estudiados serian:

1.- La gran dimensión de los grupos corporativos aumenta la formalización y protección de su conocimiento, dificultando los intercambios entre las empresas del clúster, que era una característica clave de la ventaja competitiva de los clústeres.

2.- La mayor concentración empresarial lleva al aumento de las barreras de entrada, limitando las oportunidades de crear nuevas empresas y dando mayor poder de negociación a éstas frente a los proveedores, algo particularmente preocupante para los proveedores locales.

3.- Por otra parte, si las operaciones de adquisiciones continúan, cabe el riesgo de un proceso especulativo y, por tanto, de inestabilidad, con inversiones financieras a corto plazo y valoraciones de las empresas basadas en indicadores particularmente volátiles.

4.- En nuestra opinión, el papel de las instituciones queda limitado en la nueva estructura empresarial. La política industrial y el resto de acciones institucionales pueden convertirse en secundarias, marginales o simplemente subsidiarias de las decisiones empresariales con un efecto estrictamente paliativo y perdiendo su potencial transformador.

5.- Por último, queremos decir que la estructura interna del clúster o de una industria no es neutral respecto a sus efectos sobre el territorio. Una estructura interna concentrada y de propiedad foránea: contrata, compra, invierte, tributa y formula objetivos de forma diferenciada, y, sin duda limitando de forma significativa la apropiación del valor de la actividad económica por parte del territorio.

Como conclusión, resulta preocupante la poca atención que estos procesos merecen para las distintas administraciones y, más grave, los diagnósticos erróneos que se realizan. Las políticas de subvenciones por los efectos del aumento de costes energéticos son un buen ejemplo. La política industrial ha de recuperar su carácter transformador, poniendo trabas a los procesos que van en contra del interés del conjunto del territorio, y apoyando actividades y procesos que sirvan de contención o restauren modelos de desarrollo más cooperativos y sostenibles. Aunque es simple, siempre cuesta comprender que existe una contradicción entre el carácter público de las necesidades sociales y el carácter privado de los medios (las empresas) que pueden cubrirlas. 

F. Xavier Molina Morales es catedrático de Administración de Empresas de la Universitat Jaume I.

Referencias:

Becattini, G. (1979). Dal settore industriale al distretto industriale. Alcune considerazioni sull'unità di indagine dell'economia industriale. Il mulino.

Porter, M. E. (1990), The Competitive Advantage of Nations, New York Free Press.
 

2. La metodología, las fuentes de datos y otros aspectos del estudio pueden encontrarse en este documento inicial publicado por la Càtedra de Model Econòmic UJI-GVAMolina-Morales (Dir.) (2021)

3. Hemos podido recoger las valoraciones realizadas por representantes de las instituciones del clúster, de las asociaciones empresariales (ASCER, CEC); la Cámara de Comercio de Castellón; La Conselleria d’Economia de la GVA; Las asociaciones profesionales (Colegio de Economistas), la Universitat Jaume I y empresas consultoras que han participado en el proceso.