¿De la polarización a la guerra civil?
Una politóloga advierte de que los patrones desencadenantes de conflictos violentos avanzan en Occidente
Los países occidentales parecían haber descartado hace décadas la posibilidad de que les estalle una guerra civil ante la fortaleza del marco democrático, que, en teoría, permite dirimir las diferencias por cauces pacíficos. ¿Sigue en pie esta premisa o las posibilidades de que estalle algún conflicto violento, o incluso una guerra civil, en algún país liberal-democrático es ya una hipótesis real ante la creciente polarización?
A juicio de Barbara F. Walter, politóloga de la Universidad de California experta en guerras civiles y violencia política, la posibilidad de que estalle un conflicto violento en algún país occidental, y particularmente en EE UU, es muy real. Ello no quiere decir que vaya a suceder, claro, pero en su opinión ya no es posible ignorar esta hipótesis en cualquier análisis serio.
La autora combina una mirada histórica del estudio de muchas guerras civiles con una sólida trayectoria académica, lo que le permite identificar patrones comunes en los desencadenantes en contextos muy distintos entre sí. Varios de estos patrones empiezan a reflejarse de forma alarmante en países de larga tradición democrática que creían haber superado para siempre estas dinámicas.
A medio camino
Uno de los indicadores más interesantes y desconocidos para el gran público es el índice de anocracia, un concepto con el que los expertos se refieren a los países que se sitúan a medio camino entre una democracia plena y una autocracia. En un rango entre 0 y 20, en que la dictadura más atroz represente el 0 y la democracia perfecta el 20, la zona de anocracia sería del 5 al 15. Según la sólida base de datos que maneja la autora, el principal desencadenante de una guerra civil no suele ser tanto la pobreza, la desigualdad, la represión o la diversidad, sino adentrarse en un terreno de anocracia, tanto en tránsito desde una dictadura como desde una democracia plena.
Hacia este peliagudo terreno parecen adentrarse cada vez más países formalmente democráticos pero que en los últimos años han multiplicado los tics autoritarios. Casos hay para todos los gustos, pero la pérdida de calidad democrática parece un factor común en Occidente. No solo debería preocuparnos por los retrocesos políticos y morales que implica, sino también por este factor de desencadenante de violencia si coincide con otro elemento, que el libro identifica bien y que también parecen ganar terreno: polarización a partir de facciones antagónicas que destruyen cualquier puente, sentimiento de exclusión o de pérdida de estatus de colectivos antes pujantes, ecosistema de comunicación agresivo, amplificado por las redes y las fake news, etc.
El trabajo está escrito antes del último triunfo electoral de Donald Trump, con lo que el sombrío panorama que dibuja se ha exacerbado aún más, y no solo en EE UU. Es bueno huir de los alarmismos, pero conviene tomarse muy en serio las advertencias de este libro.
Medidas drásticas por el clima
No podemos postergar decisiones imprescindibles para emprender una verdadera transición energética
El gran apagón de abril pasado parece poner sobre la mesa el alcance y las posibilidades de una transición energética real. Coincidiendo en el tiempo, la aparición del nuevo libro del historiador francés Jean-Baptiste Fressoz incorpora al debate una interesante y no exenta de polémica noción de transición energética. Su tesis es que este concepto ha adquirido estatus de “dogma”, en el que Gobiernos, empresas, ONG e, incluso, académicos se aferran al relato de una historia energética compuesta por etapas sucesivas: la madera, el carbón, el petróleo y, ahora, las renovables.
El libro intenta desmontar esa narrativa transicional, tan aceptada incluso por expertos críticos como Vaclav Smil, autor de Energy and Civilization y figura clave en el análisis energético global. Fressoz va más allá. Según él, esa historia es falsa y peligrosa: “El objetivo de este libro no es decir que la transición sea imposible... El objetivo es, más bien, revisar la historia para identificar los factores que conducen a la acumulación de energía: procesos simbióticos que aún están con nosotros y que no van a desaparecer”.
El autor demuestra que las sucesivas fuentes de energía no se han sustituido, sino sumado. La madera —que muchos daban por obsoleta— hoy proporciona más energía que la nuclear, la solar y la eólica juntas. En EE UU, Alemania y Asia, el consumo de carbón ha crecido. Europa aún quema 400 millones de toneladas al año, con Alemania como gran consumidor.
Uno de los factores que critica Fressoz es que el aumento constante del consumo dificulta la implantación de nuevos vectores energéticos. Denuncia el autor que muchos historiadores han reproducido sin pensar la idea de etapas tecnológicas como progreso lineal inevitable. La crítica no se limita al pasado. Fressoz pone en duda la narrativa actual de descarbonización, financiada por instituciones europeas, reproducida por escuelas de negocios y canonizada por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).
Proyectos concretos
La conclusión es inquietante, pero honesta: el problema no se resuelve solo con innovación y sustitución, sino con medidas drásticas. “El imperativo climático no exige una nueva transición energética, pero sí que llevemos a cabo voluntariamente una enorme amputación energética: deshacernos, en cuatro décadas, de más de tres cuartas partes de la energía mundial, aún derivada de combustibles fósiles”.
El libro, elogiado y premiado como uno de los mejores del año 2024 por The Economist y la Fondation de l’Écologie Politique, nos propone, en síntesis, una contradicción civilizatoria. El relato de más y más y más —título irónico de la edición inglesa— no puede continuar. No basta con cambiar las fuentes; hay que cambiar los fines y el modelo de consumo, no solo con ideología, sino con proyectos concretos. El relato tranquilizador vigente por el aumento de energías renovables no ha de postergar decisiones imprescindibles para enfrentamos al cambio climático.
Difamación impune
Una reflexión acerca del escarnio sobre el dolor privado
La periodista literaria y escritora Eva Piquer ha necesitado una década para mascar una respuesta a lo que denomina "el vómito" —varios artículos, y en especial, uno—, en el que Bernat Dedéu la presentaba como "nuestra futura Pantoja", "la viuda oficial de la tribu". Su marido, Carles Capdevila, director fundador del diario Ara, acababa de recibir un mazazo en forma de diagnóstico de un cáncer del que murió 1 año, 7 meses y 18 días de lucha después.
En Difamació, la fundadora del medio digital cultural Catorze confiesa haberse visto del todo condicionada por la "deshumanización" y la "infantilización" a la que la sometió su difamador, cuyo nombre no destapa en el ensayo por lo "extrapolable" del caso. Frenó homenajes a Capdevila, evitó escribir sobre el duelo... "No quería ser la Pantoja", dijo en la presentación de un libro escrito "para romper la impunidad", aunque en cierto modo reivindica a la cantante. Como enemiga, escribe, "soy una pesadilla".
Orden en el caos informativo de la DANA
Por qué la gente ya no sabe qué creer y qué no
No era la escolta de los reyes y del presidente del Gobierno. Eran coches de la policía municipal de Madrid que fueron a Valencia a ayudar. Se trata de uno de los múltiples bulos que circularon sobre la DANA de Valencia del año pasado, que acabó con la vida de 227 personas. El bulo más icónico fue el de los muertos atrapados en el aparcamiento subterráneo del centro comercial Bonaire.
Tres expertos en periodismo y comunicación de Valencia parten de la catástrofe para analizar en profundidad lo que denominan "desórdenes informativos" de nuestra época, una ensalada de noticias falsas o sesgadas, desinformación y clickbait para ganar la atención del público, con sus propios intereses económicos.
Se trata de un trabajo serio sobre la sobreabundancia de información, regida por algoritmos que modifican la perspectiva sobre la actualidad, el papel de las tecnológicas y la polifonía de voces actual: influencers, ciudadanos anónimos, medios tradicionales, seudomedios y verificadores de información.
El libro ofrece un marco que ayuda a interpretar este ecosistema, que tiende a generar desconfianza en las instituciones y que desmoviliza a la ciudadanía.
Solución: construir más
Adecuar la oferta a la demanda es clave para afrontar la crisis de la vivienda
Toda solución al problema de la vivienda pasa necesariamente por aumentar la oferta disponible. Esta es la tesis central del libro del sociólogo Jorge Galindo, subdirector del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol), quien pone sobre la mesa una cifra de partida de tres millones de viviendas para bajar los precios, facilitar la emancipación de las personas jóvenes y contribuir a un desarrollo urbano y social más equitativo.
El autor considera necesario conciliar dos maneras de ver la vivienda: como un activo y como un derecho. Subraya que la idea de construir más es esencial, pero no suficiente y, por ello, propone medidas adicionales que van desde aumentar el parque público e incentivar fiscalmente la primera compra hasta frenar la acumulación especulativa y reformar el mercado de alquiler para que haya más pisos en el mercado. En su opinión, los controles de precios son contraproducentes porque desincentivan la oferta.
Vidas aceleradas
No vale la pena trabajar tantas horas para llegar a duras penas a fin de mes
El año pasado, el magnate Elon Musk defendió la jornada de... ¡80 horas semanales! He aquí un negacionista en un mundo cada vez más acelerado en el que una mayoría sufre un cóctel de precariedad sumada a la pobreza de tiempo.
Con un tono desenfadado, entre reflexiones personales aderezadas de datos, Laura Camps desacraliza el trabajo y aboga por la reducción del tiempo de trabajo en aras de la conciliación, en un libro en el que se tocan muchos palos: de las abuelas explotadas a algunas trampas del teletrabajo y de los discursos de la meritocracia, pasando por las horas extra no remuneradas o por las dificultades de aplicar el derecho a la desconexión digital.
En realidad, va todo junto. Sostiene el libro, precedido por una cita de El derecho a la pereza, de Paul Lafargue: mientras exista pobreza de tiempo, las masas seguirán quietas y en silencio.
Los últimos fusilados de Franco
Investigación rigurosa de la ejecución de tres militantes del FRAP y dos de ETA en las postrimerías de la dictadura
El cincuenta aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo ha vuelto a sacudir los ánimos de muchos ciudadanos por el cúmulo de recuerdos y sufrimientos que marcaron los últimos días de la dictadura. El 27 de septiembre de 1975 fueron fusilados tres militantes del FRAP, (Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz) y dos de ETA, (Juan Paredes, Txiki, y Angel Otaegui). Las ejecuciones de Franco, que murió 54 días después, desataron una ola internacional de protesta. Las peticiones de clemencia de Pablo VI y de primer ministro sueco Olof Palme fueron ignoradas.
El periodista Roger Mateos ha realizado una rigurosa investigación, sobre aquellos terribles acontecimientos. Un trabajo muy valioso por la abundante información sobre la personalidad y el proceso de radicalización de aquellos jóvenes. Una evolución condicionada por la extrema violencia de la dictadura y las ideas políticas de la época. Hay que recordar que en 1970, el filósofo Jean Paul Sartre fue detenido, junto a Simone de Beauvoir, por repartir por las calles de París el periódico maoísta La Cause du peuple.
Mateos explica bien la conexión entre la represión y la radicalización de la lucha. Profundiza en el ejemplo de Baena, un estudiante de Filosofía expulsado de la Universidad de Santiago a los 19 años por sus actividades democráticas. Buscado por su solidaridad con el obrero Manuel Montenegro, asesinado el 1 de mayo de 1975, huyó a Madrid y pasó a la clandestinidad. Dos meses después fue detenido y acusado de la muerte del policía Lucio Rodríguez Martín, hecho por el que acabaría siendo fusilado.En agosto cayeron Ramón García Sanz, (1948) y José Luis Sánchez Bravo (1954), acusados del asesinato del teniente de la Guardia Civil Antonio Pose, de 49 años. El libro incluye también un justo recordatorio para los que cayeron solo por llevar uniforme.
Mateos analiza la farsa de los juicios y las incongruencias de las sentencias, anuladas por el Gobierno actual por “ilegales” a Sánchez Bravo en 2024 y a Baena en 2025 tras peticiones familiares.
Lidiar con la adolescencia
Un libro que ayuda a padres y madres a entender el proceso de cambio de sus hijos
Ser madre o padre es el único título que se obtiene antes de hacer la formación para ello. Cuando se atisba la sensación de preparación, la criatura ya entra en otra fase y vuelta a empezar. La psicopedagoga y maestra Sonia López Iglesias, colaboradora del Club de Malas Madres, escribe Cuando la adolescencia duele a partir de su experiencia acompañando a familias y, sobre todo, educando a lo que denomina "adultos estropeados": son los siempre listos para quejarse por lo que sus vástagos hacen mal y porque no son como imaginaron, los que solo los valoran según las notas, los que los sobreprotegen.
Amor incondicional, límites claros, espacios de confianza, humor, respeto... son algunas recomendaciones de un libro empático con los progenitores que sienten culpa por no ser perfectos, por perder los nervios alguna vez o por sentir confusión y dudas en esta fase de cambios.
Repensar lo 'evidente’
Editados en castellano los primeros trabajos del añorado antropólogo David Graeber
El antropólogo estadounidense David Graeber falleció en 2020 con solo 59 años tras haberse convertido en uno de los grandes referentes intelectuales frente al consenso neoliberal y a la imposición de la austeridad en la década de 2010 tras la Gran Recesión, con obras tan notables como En deuda y El amanecer de todo, con una perspectiva muy original, abierta de miras y un trasfondo ácrata que parecía divertirse incomodando no solo a los capitalistas, sino también a los marxistas encadenados al catecismo.
Ahora, la editorial Bellaterra ha tenido el acierto de editar en castellano este conjunto de trabajos dispersos publicados originalmente en 2007, antes de hacerse famoso pero que ya contenían todos los ingredientes que lo han convertido en un clásico: siempre a pie de calle, ya sea en Seattle o en Madagascar, con los ojos bien abiertos y una invitación permanente a no dar nada por hecho y a poner en cuestión el universo cultural que solemos considerar evidente. Es una caja de herramientas nueva que permite revisitar con otros ojos conceptos clave como la autoridad, el poder, el consumismo, la revolución, el Estado, las jerarquías y, por supuesto, el capitalismo y sus orígenes.
Soy rico, luego mando
Una socióloga se infiltra entre los millonarios
Una joven socióloga logra hacer una auténtica inmersión en las casas de los ultrarricos franceses, con un ejército de sirvientes y mayordomos a su disposición, y el resultado es un breve pero importante libro que retrata las interioridades de la clase dominante y pone al descubierto, desde sus mismas entrañas, una mentalidad que da por hecho que el mundo entero debe estar a su servicio. Porque lo valen, porque así ha sido siempre o porque se lo han ganado, que de todo hay en este submundo, aunque todos los caminos lleven al mismo lugar.
La investigación duró años, incluyó dos trabajos como nanny infiltrada y entrevistas con 105 familias adineradas y miembros de su servicio, lo que realza el valor de un trabajo que aporta pistas muy valiosas en ámbitos cruciales de nuestra sociedad —clasismo, desigualdad, sexismo, poder, cuidados, etc.— con la voluntad expresa de escuchar a todos los actores, huir del maniqueísmo y admitir la complejidad de la vida misma.