Una visión geográfica del empleo
Elocuente dibujo del mapa cambiante del trabajo
El desempleo es una de las fuentes principales de malestar en el mundo. Ricardo Méndez, profesor honorífico de Geografía de la Universidad Complutense, aborda en este libro las diferentes realidades del mundo del trabajo que coexisten en el mundo. Estima, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que el déficit real de empleo, que incluye a quienes lo necesitan realmente, supera los 435 millones de personas. Es decir, una de cada nueve en edad activa.
El autor subraya el desplazamiento en la distribución geográfica del empleo y del desempleo, con una concentración que supera los 2.000 millones de ocupados en la periferia de Asia. En cambio, el mayor déficit de empleo se localiza en el África Septentrional y Subsahariana (20%), junto con Oriente Próximo (33%), donde el crecimiento demográfico y la guerras generan movimientos migratorios hacia Europa. Es un valioso trabajo que apela una mayor participación de los geógrafos en las investigaciones y propuestas para reducir el paro.
Seguridad no belicista
Una propuesta articulada y rigurosa para una política alternativa de defensa
El investigador Vicenç Fisas lleva más de 40 años escribiendo propuestas muy sólidas contrapuestas al mantra de “si quieres la paz, prepara la guerra” desde un pacifismo riguroso, con los pies en el suelo y conocedor de cómo funciona el mundo. Pese a que su último trabajo surge de la urgencia ante los nuevos vientos belicistas que se han levantado en todas partes, Europa incluida, tiene detrás décadas de estudio y está tan conectado a la realidad de hoy que incluye casi 80 propuestas, concretas y perfectamente viables, para avanzar hacia un paradigma de seguridad alternativo a la carrera belicista sin tener que recurrir a consignas de otras épocas. Fisas es capaz de mirar de frente los grandes retos y las muchas amenazas de nuestro tiempo y está convencido de que la mejor forma de abordarlos no es negándolos, sino aplicando una terapia distinta a la prescrita. Una propuesta que merecería ser debatida al máximo nivel.
Contra la tiranía del automóvil
Al usar menos el coche descubrimos que, en realidad, no lo necesitábamos tanto como creíamos
La expansión del automóvil ha ido demasiado lejos y es preciso frenarla. Es la idea central de un libro que nos pone ante una trascendental tesitura: o empezamos a deshacer lo que hemos hecho en un siglo para crear un mundo dominado por el coche particular, a costa de los peatones y los ciclistas, o podemos seguir construyendo carreteras y contaminando la atmósfera hasta que todos vivamos en un erial de asfalto.
Sostiene el autor, corresponsal del semanario The Economist en el Medio Oeste de EE UU, que por culpa del automóvil nuestras ciudades son más feas y más peligrosas, el aire es menos respirable y pasamos buena parte de nuestras vidas en atascos. Mientras tanto, el planeta en el que vivimos se calienta de forma insostenible, también por culpa de las emisiones de los vehículos a motor, que constituyen en torno al 25% de las emisiones de CO2. Knowles advierte de que estamos atrapados en un círculo vicioso: cuanto más espacio cedemos al coche, más domina nuestras vidas. “Los fabricantes de automóviles quieren convencernos de que conducir equivale a libertad. Pero en realidad, nos estamos encerrando en una enorme prisión hecha de celdas metálicas en movimiento”, afirma.
El libro huye de opciones maximalistas y presenta algunos ejemplos esperanzadores. No se trata de obligar a nadie a renunciar al coche, sino de potenciar alternativas mejores, como viajar en transporte público o en bicicleta, andar más y vivir en urbes densamente pobladas en lugar de barrios de las afueras donde no hay más opción que las cuatro ruedas para moverse. “Un futuro con menos coches no significa forzosamente un futuro con ningún coche”, escribe el autor. “Siempre habrá viajes que se hagan mejor en coche y querer disfrutar de la comodidad de un vehículo particular no es nada inmoral”. Propuestas como las de Ámsterdam, París o Copenhague demuestran que es posible cambiar el modelo para vivir mejor y ayudar a salvar el planeta.
Feminismo de clase obrera
Un grito para entrelazar luchas y darle una perspectiva política
En los últimos años, la izquierda parece a menudo perdida en un sinfín de debates muy intelectuales que generan barreras tribales y falsas dicotomías entre luchas que solían discurrir juntas y que, de pronto, aparecen como banderas en trincheras irreconciliables.
Este libro va en dirección contraria: escrito por una politóloga joven nacida en Portugal y curtida en la Universidad Complutense de Madrid y en el barrio de Carabanchel, que exhibe con orgullo su adscripción a la clase obrera y a las periferias urbanas, supone una especie de grito generacional para volver a conectar todas estas luchas en un marco de conciencia de clase y, sobre todo, enlazarlas con la experiencia cotidiana de gente de carne y hueso que lucha para salir adelante día a día. Y con el foco puesto en las mujeres, que deben hacer frente a un terreno de juego especialmente adverso, que parece definido para dejarlas siempre en los márgenes.
El feminismo como motor
En realidad, el motor de esta renovada lucha de clases no sería ya estrictamente el conflicto entre capital y trabajo, sino el feminismo con conciencia de clase, que vendría a ser una actualización de ese “fantasma que recorre Europa”, que Karl Marx atribuía al comunismo: el feminismo como eje central de una propuesta emancipatoria moderna en lugar del complemento —en última instancia, por tanto, prescindible— permanentemente a la espera de tiempos futuros que nunca acaban de llegar, que era el papel en que solía acabar confinado el feminismo en la tradición realmente existente del movimiento obrero y de la izquierda.
Este libro se ha construido con entrevistas a un centenar largo de mujeres, de perfiles muy variados desde todos los puntos de vista —generacional, profesional, entorno cultural, etc.—, pero que tienen en común haber tenido que lidiar no solo con un sistema a menudo despiadado, sino también con un machismo estructural impregnado en casi todos los poros de nuestra sociedad, incluyendo aquellos ámbitos que se suponía que lo combatían. La autora va recorriendo, con la ayuda de las vivencias de este centenar de mujeres empapadas de vida y ansias de libertad, ámbitos como el urbanismo, el trabajo, el activismo, la educación y la sanidad, entre otros, y los conecta con una extensa bibliografía: de este encuentro va surgiendo un retrato profundo de la sociedad y de sus injusticias que es, a la vez, un grito de indignación y también un programa de emancipación.
El feminismo no es patrimonio de la izquierda y, en ocasiones, ha sido incluso una víctima de las izquierdas que han llegado al poder. Pero el feminismo con conciencia de clase, que es el que se expresa en este libro como una llamada a la acción y a la lucha, es también muy diferente del feminismo de raíz liberal, que suele omitir todas las barreras estructurales —muchas de ellas, económicas— que impiden avanzar hacia una igualdad real y que solo tiene posibilidades de ser alcanzada, a lo sumo, por unas pocas mujeres de clases privilegiadas.
Repolitizar en común
Opúsculo anticapitalista alternativo a los gurús de la felicidad
El título deja bien a las claras el contenido de este opúsculo del activista y artista satírico alemán Jean-Philippe Kindler, que propone repolitizar la sociedad y, en particular, cinco ámbitos: la pobreza, la felicidad, la crisis climática, la izquierda y la buena vida.
El propósito es ir más allá de la responsabilidad individual, base argumental del neoliberalismo, para combatir el capitalismo y el modelo social injusto en que nos hemos acostumbrado a vivir.
El autor sostiene que el capitalismo causa infelicidad y es el responsable de “la plaga de la enfermedad mental” que nos afecta por doquier. Abomina de la filosofía que difunde que la libertad personal debe lograrse a base de limar la influencia del Estado en la organización de la sociedad y ha escrito el libro como “una llamada a la acción política”, que debe desbordar a la “izquierda hipster con barniz socialdemócrata” y conducir a una buena vida para todos.
Todo sobre Jordi Pujol
Retrato coral y sin prejuicios sobre un político clave en la España contemporánea
A punto de cumplir 95 años y a las puertas del juicio contra su clan familiar, el expresidente de la Generalitat y líder histórico del nacionalismo catalán, Jordi Pujol, ha sido una de las grandes figuras políticas no solo de Cataluña sino de España, con una impronta decisiva en el antifranquismo, la transición, la configuración del modelo institucional vigente e, incluso, en los procesos de alternancia. Admirado y odiado, a veces por la misma gente en distintos momentos, vive atormentado por la posteridad desde que en 2014 confesó tener dinero oculto en Andorra.
A este juicio final puede contribuir este libro del periodista Txema Seglers, que indaga sobre las claves del personaje como si de una investigación policiaca se tratara, con interrogatorios a 27 personas y una mirada de no especialista, casi de niño curioso, que aspira a entretejer la historia oficial con la de la propia familia. No es un simple libro de entrevistas, sino un auténtico perfil, con algún capítulo importante, como el que expone los orígenes del oasis catalán —con aromas sicilianos— a través de las peripecias de los periodistas Siscu Baiges, Enric González y Jaume Reixach para investigar el caso Banca Catalana.
Las raíces de la austeridad
Una investigación sobre el trasfondo político de la economía
La economista política Clara E. Mattei, italiana que dirige el Centro de Economía Heterodoxa de la Universidad de Tulsa (EE UU), analiza en este trabajo las raíces de los programas económicos de austeridad, que sitúa justo después de la I Guerra Mundial como una tarea concertada entre las élites burguesas y académicos revestidos de tecnócratas neutrales con el objetivo común de frenar los avances del movimiento obrero y someterlo a una cura disciplinaria.
La investigadora, que se reivindica marxista y se muestra muy dura con el keynesianismo, repasa las medidas económicas de posguerra en modelos tan antagónicos como el Reino Unido democrático y la Italia fascista y concluye que, en realidad, compartieron el mismo trasfondo disciplinario, con una lógica más política que económica. A su juicio, este esquema forjado hace un siglo —austeridad disfrazada de tecnocracia— sigue vigente, a pesar de que abundan los ejemplos de que suele acabar en desastre.
Mussolini, hoy
Scurati sintetiza las claves del creador del fascismo y su vigencia
Este opúsculo recoge una conferencia de Antonio Scurati, reconocida autoridad sobre Mussolini tras su serie en cuatro volúmenes sobre el dictador fascista, de 2022, convenientemente revisada y actualizada. Su síntesis no es solo de interés histórico: es útil también para analizar el presente. Afirma Scurati: “Mussolini fue no solo el inventor del fascismo”, sino también “el creador de la forma de hacer, el tipo de comunicación y de liderazgo político que hoy llamamos populismo soberanista”. Pide “un antifascismo cívico, ya no ideológico, un antifascismo que invite a todos a tomar posiciones bajo la bandera de la democracia de tradición europea, liberal, llena y entera. No existe ninguna otra”.
Mussolini impulsó su carrera inoculando el miedo en la población para convertirlo en odio, el mismo manual que aplica hoy la extrema derecha. El recordatorio de Scurati es de una actualidad tan necesaria como preocupante.
Un Monopoly con la partida a medias
Las protestas masivas por la falta de acceso a la vivienda dan testimonio del drama que viven amplias capas de la población
El problema de la vivienda condiciona la vida, ya sea por los pocos alquileres a precios estratosféricos, sobre todo en las grandes ciudades, ya sea por la dificultad de comprar un piso si no media en ello una herencia o una ayuda relevante de la familia. Trabajar ya no basta.
En El secuestro de la vivienda, el antropólogo Jaime Palomera, compara su situación con la de quien se suma a una partida de Monopoly empezada hace rato —el resto de jugadores ha comprado ya varias calles— y, además, amañada. Sin embargo, el Monopoly, en el que los jugadores compiten por quedarse con un número limitado de propiedades y en las que gana quien arruina al resto, no fue concebido así por Elizabeth Magie Phillips. Su inventora pretendía denunciar que el suelo no era como los zapatos o como un coche. En manos del mercado, tiende a generar desigualdad. De ahí que el cofundador del Sindicat de Llogateres y del Instituto de Investigación Urbana (IDRA) cuestione la mayor: que el problema se reduzca a aplicar la ley de la oferta y la demanda; esto es, a que faltan casas y que hay que construir a mansalva (otra vez) para que bajen los precios. En la burbuja, sucedió lo contrario.
Este es uno de los mantras que el autor quiere desmontar en este libro, que pone el foco en las consecuencias del desplazamiento de la inversión de la actividad productiva hacia el ladrillo, en busca de rentabilidades sin tope y con la demanda cautiva (la gente necesita un lugar donde vivir). Palomera analiza referentes inspiradores como Viena y Singapur, denuncia cómo el denominado rentismo resquebraja la sociedad y plantea un puñado de medidas que denomina “revolución”. Como está el patio, aplicarlas sería sin duda una revolución, pues pasa por recuperar la función social de la vivienda. Sería como quitarle el polvo al manual de instrucciones alternativo del Monopoly que permitía a los jugadores cooperar en caso de apuro. Nadie se arruinaba.
Golpe a la obesidad
Mientras que la industria alimentaria nos engorda, la industria farmacéutica nos adelgaza
Johann Hari, autor de Adelgazar a cualquier precio, es un periodista británico obeso. Se inyectó Ozempic y experimentó en su cuerpo sus efectos secundarios, desagradables, y en su espejo obtuvo la constatación de que los kilos de más iban desapareciendo. A partir de ahí dedicó sus esfuerzos a saber cómo se había conseguido dar con esas sustancias llamadas “a convertirse en los medicamentos más icónicos de nuestra época, al mismo nivel que las píldoras anticonceptivas y el Prozac”.
Pero no se quedó ahí y analizó a fondo la obesidad, una epidemia que dura ya unas cuantas decenas de años, que va a más y que, en lo fundamental, no responde tanto a fenómenos naturales como al consumo de nuevos alimentos. El libro puede resumirse así: una parte de la industria alimentaria nos engorda y la industria farmacéutica contrataca para adelgazarnos. ¿No sería mejor simplemente comer bien?
Para Hari, el concepto clave del problema es la saciedad. En un momento dado se percató de que muchos alimentos ultraprocesados logran burlar los mecanismos naturales del organismo que ordenan parar de comer, lo que conlleva ingerir más alimento del necesario. Ya sabía entonces que los nuevos medicamentos, el Ozempic y los que le están siguiendo, son básicamente análogos de la hormona GLP-1, una de cuyas funciones es activar el mecanismo cerebral que lanza la señal de saciedad para que paremos de comer. Así, una parte de la industria alimentaria retrasa la señal de alerta de la saciedad y la industria farmacéutica la restaura.
Hari alude a la existenca de mecanismos naturales que propician la obesidad, establecidos tras millones de años de evolución en un entorno de alimentos escasos (hay obesos que comen bien y llevan una vida activa), pero se centra en mostrar que la epidemia actual de obesidad no se debe tanto a la genética como a la cada vez menor ingestión de alimentos frescos y la profusión de productos ultraprocesados.
El libro se lee con facilidad a pesar de estar cargado de datos contrastados, testimonios solventes y puntos de vista plurales. Se trata de un trabajo riguroso, pero, al mismo tiempo, el autor no puede evitar algunas ráfagas de cólera al constatar que ha sido un niño engañado por la propaganda de la comida basura. “Hemos permitido que la industria alimentaria, desregulada, destruyera la salud de nuestros hijos”, escribe. Y pone como ejemplo un informe interno elaborado en 1998 por una empresa de galletas en el que se aboga por convencer a los más pequeños apoyándose en “películas infantiles y personajes televisivos”.
En opinión de Hari, los medicamentos basados en análogos de la hormona GLP-1 son lo mejor inventado hasta ahora para combatir la epidemia de obesidad, pero son solo la solución provisional. La definitiva pasa por comer productos frescos y llevar una vida sana. Y se extiende en el ejemplo de Japón, donde se han puesto en marcha las políticas adecuadas en los colegios y en los centros de trabajo. Solo el 4,5% de los japoneses son ahora obesos, frente al 18,7% de los españoles.